|
LOS POEMAS QUE ESPANTAN Asustan con su intensa máscara negra, su desmesurada entrega y enorme pasión injustificada. Si, claro. Los poemas asustan. Meten miedo, porque salen de abajo de la puerta y zas!!, atacan directamente al pecho y producen ese calor aguerrido, que bien conoce todo aquel al que le han escrito un poema. Uno viene, con todos los poros abiertos y escribe digamos; "Oda a la sonrisa de Rafaella". Y sale Rafaella disparada, aterrada por esa oda, lanza punzante con antifaz por esa confesión, que una vez en papel, se transforma en espanta pájaros para la protagonista de la desdichada y ya huérfana "Oda a la sonrisa..." Sólo porque en esa "Oda a la...", uno le dice cosas honestas (aunque cursis, lo admito). Uno le dice que, en su presencia luminosa, todo parece posible, que tiene ojos como túneles al paraíso o cualquier otra espontaneidad de esa naturaleza. Porque, seamos francos: los poemas espantan!. Así que, esto no es un poema, no habla de pelo de flora o de cadencia marítima, esto es, una simple excusa para confirmar el pánico. |
|
|