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HOSTOS: PEDAGOGO QUE HIZO MUCHO POR EL PAÍS NO RECIBE LOS HOMENAJES QUE MERECE

Ángela Peña

 

Injustamente se le tildó de promotor de la “escuela sin Dios”
Y se le acusó de materialista ateo, pero estudios revelan que en sus veinte tomos escritos nunca se refirió al marxismo. Hoy muchos omiten reconocerlo por evitarse problemas con la Iglesia

 

 

El maestro pedagogo que erradicó el analfabetismo en la República, educó a campesinos y obreros en el reclamo de sus derechos ciudadanos, llenó el país de escuelas normales diurnas y nocturnas para profesores, formó individuos con criterio nacionalista y fomentó la integración de las Antillas, apenas fue recordado por los dominicanos en este centenario de su muerte.
Al doctor Santiago Castro Ventura, uno de sus biógrafos más recientes, no le sorprende la indiferencia porque “Hostos es como un veneno para nuestra clase dominante, que heredó el concepto de la Era de Trujillo con la interpretación inadecuada de los sectores eclesiásticos que siempre lo consideraron su enemigo, sin él nunca haberles declarado una guerra hostil”.
“Injustamente se le tildó de promotor de la ‘escuela sin Dios’, se le acusó de materialista ateo, pero estudios realizados revelan que en sus veinte tomos escritos nunca se refirió al marxismo, al materialismo, contrario a José Martí, que conoció y trató a Carlos Marx”, explica el historiador y médico.
Agrega que, “en aras de no mal quistarse con el clero, las autoridades actuales no le rindieron el honor y el tributo que merece Eugenio María de Hostos, cuando todos nos beneficiamos de esa plataforma educativa fundada por él que se fue desarrollando de generación en generación”.
“Con tal de no buscarse problemas con el Cardenal, que es una persona muy beligerante, el Gobierno dejó pasar el centenario de su muerte conmemorado solamente con una ofrenda floral de la Secretaría de Cultura, y encubierto con los Juegos panamericanos”, manifestó el catedrático universitario que, al margen de la oficialidad cuestiona además la insensibilidad de la intelectualidad criolla. “Este otro sector también lo dejó pasar. La Universidad Autónoma de Santo Domingo hizo uno que otro acto, pero muy pírrico. No se le hizo el homenaje que corresponde a sus aportes”, dijo.
El sociólogo, filósofo, pedagogo, periodista, defensor de la moral social y de la libertad de los pueblos, es honrado con el nombre de una de las vías más históricas de la Ciudad Colonial, desde el 15 de marzo de 1904.
Contra Hostos
“Lo mejor que pudo pasarle al país fue la llegada accidentada de Hostos, el treinta de mayo de 1875, porque encontró un noventa y cinco por ciento de analfabetismo y se decidió a librar una ardua batalla contra esa montaña de ignorancia”, expresa Castro.
Pero chocó con el tremendo obstáculo de dos representantes de la Iglesia, el padre Billini y monseñor Fernando Arturo de Meriño, enfrentados en sus aspiraciones de presidir la diócesis de Santo Domingo, según explica el pediatra y escritor. “Consideraron que la mejor arma para fortalecer sus posiciones era cuestionar la escuela que llamaban ‘sin Dios’. Con el aval del Gobierno, Meriño logró imponerse y al año siguiente, ya derrotado, el padre Billini reconoce que la Escuela Normal de Hostos está haciendo una gran labor, incluso, le declara sus simpatías, hace votos por su prosperidad, se confiesa partidario de la enseñanza racional, calificando la escuela de verdadera fuente moral y de progreso y acepta profesores egresados en su colegio San Luis Gonzaga”.      
Los escollos para la labor de Hostos, empero, aumentan cada día. Lo enfrenta Ulises Heureaux, Meriño continúa sus ataques. Lilís logra su salida forzada en la etapa en que ya el educador tenía en funcionamiento la Escuela Preparatoria para Obreros. Regresa tras el derrocamiento del tirano, promueve el nombramiento de Inspector General de Educación e introduce nuevas escuelas normales por toda la geografía nacional.
No obstante, un nuevo planteamiento del revolucionario maestro puertorriqueño es enfrentado por el padre Castellanos: la obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza asumida por el Estado. Para el religioso, esto representaba un atentado contra los colegios privados existentes. “La situación, afirma Castro Ventura, llegó a extremos de violencia. Pelegrín Castillo, que era hostosiano militante, fue herido de un balazo por Francisco Xavier Amiama, uno de los más ardorosos enemigos de la ‘escuela sin Dios’, como le decían, por un artículo escrito por la víctima. (Castillo, añade Castro Ventura, sería después funcionario del gobierno interventor norteamericano “haciendo una mala interpretación del planteamiento de Hostos para la introducción del estudio del idioma inglés”).
Hostos, entonces, “logra crear toda una estructura, sin apoyo gubernamental, con trabajo voluntario, en once ciudades -pese a que eran años de guerras intestinas-, con tanto éxito que el Superintendente de Enseñanza consignó que había exceso de profesores. Sin embargo, en 1920 los norteamericanos se atribuyeron haber disminuido el analfabetismo, al igual que Trujillo, posteriormente, con la Cartilla Cívica. El padre de la lucha contra el analfabetismo en el país no es otro que Eugenio María de Hostos”, declara Castro Ventura.
En sus años en la calle Real (hoy 30 de Marzo) y en la avenida independencia, el Benemérito Maestro no sólo sufrió las embestidas de clérigos, gobernantes e intelectuales contrarios a sus métodos. Entre cierres y reaperturas de sus escuelas normales, entrando y saliendo de la República por decisiones gubernamentales, también sufrió las consecuencias de las interminables revueltas políticas. En 1903 quedó aislado junto a su familia y pudieron ser rescatados por un barco norteamericano.
“Sus adversarios fueron siempre los que detentaron el poder político, una clase dominante influenciada por la Iglesia, colaboradora de Lilís. Yo publico documentos donde Lilís ordena a Meriño la expulsión de un sacerdote que se oponía a su gobierno”, informa Castro Ventura.    
Considera que la siembra del ideal educativo, la semilla de la educación que plantó a nivel nacional y la protección de Gregorio Luperón, permitieron a Hostos sobrevivir a los ataques e imponer sus sistemas educativos. “En 1955, Peña Batlle, un hombre fervorosamente católico, señala que todos los planes de enseñanza estaban normados por la doctrina hostosiana y señala que de la educación dominicana no había sido extirpado el veneno de la doctrina hostosiana, de ahí aquella famosa encuesta de los intelectuales”.
“Fue combatido precisamente por la oposición que hizo la Iglesia a su doctrina, que consideraba escuela sin Dios por el hecho de haber desterrado los planes de estudios saturados de disciplina católica, limitándolos a una sola, donde se conocían todas las religiones. Esa, y la oposición de Hostos a los regímenes autoritarios, son la génesis de los ataques”.
Eugenio María de Hostos nació en Puerto Rico en 1839. Estuvo casado con Belinda Otilia de Ayala, de La Habana, madre de sus hijos Eugenio Carlos, Luis Amelia, Bayoán Lautaro, Adolfo José, Filipo, Luis Duarte y María Angelina. Fundó el periódico independentista “Las tres Antillas”. Impartió Derecho Constitucional en el Instituto Profesional. Publicó La moral Social, Tratado de Sociología y varios artículos sobre socioeconomía dominicana.
Aunque tenía problemas de colon, murió posiblemente por una complicación neumónica, afirma el doctor Castro, “aunque hay quienes afirman que fue de asfixia moral por el estado depresivo en que lo sumió la situación de Puerto Rico y la atroz guerra fratricida dominicana de 1903 en la que cayeron muchos de sus discípulos”. Sus restos descansan en el Panteón de la Patria pues dijo que solamente podría ser enterrado en Puerto Rico cuando éste fuera libre.
La calle Hostos se llamó del Hospital, por existir en ella el Hospital de San Nicolás de Bari, y de Los Estudios, “no sólo porque termina en el Placer de los Estudios sino porque en ella, al Sur, se construyó un edificio para Colegio o Estudio, donde se instaló por el 1551 el llamado Colegio de la Paz o de Gorjón”.

Periódico HOY. Santo Domingo, República Dominicana, 5 de octubre de 2003

 


Pedro Henríquez Ureña: Sociología de Hostos
Chiqui Vicioso: Eugenio María de Hostos: Otra mirada
Chiqui Vicioso: Hostos, el periodista
Diómedez Núñez Polanco: Hostos y Bosch en la dominicanidad
Basilio Belliard: Bosch y Hostos