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Temas políticos (sobre el libro de Alejandro Angulo Guridi)
El día de América
El propósito de la Normal
Moral social (FORMATO PDF, LIBRO COMPLETO)


TEMAS POLÍTICOS



EL señor Alejandro Angulo Guridi, antillano muy versado en el estudio del derecho público, se presenta ante los doctos de Chile con una obra que ha impreso en Santiago y cuyo primer volumen está ya en circulación.

Los temas políticos que el autor desarrolló en este primer volumen, son cinco: el origen de la sociedad, la soberanía, la religión, la igualdad y la libertad individual. Algunas veces, como en el tratamiento del segundo tema, hace frente a tesis tan interesantes por sí mismas como el municipio y el carácter de los estados federales; y el acopio de ideas, comprobantes y citas que en todos emplea, los hace particularmente atractivos para la abundante clase de lectores contra quienes desde la portada de su obra se previene el autor al advertir, con palabras de López Pelegrín, que «en materias científicas no hay más jerarquía que el raciocinio y las pruebas».

La obra tiene valor literario y valor científico.

Como obra literaria, es muy amena, está escrita en buena lengua castellana y avivada por ingenio muy de hombre de mundo, de vida y de experiencia.

Como obra científica, es una contribución considerable a los estudios de legislación comparada que cada día va popularizando más la cada día más obvia idea de que los estudios experimentales, en los cuales se procede por comparación, analogía y confrontación, son procedimientos equivalentes al experimento de laboratorio en los estudios cosmológicos.

El propósito de estos estudios comparativos de legislación es exponer las diferencias que, en la expresión de las ideas relativas a cada uno de los temas escogidos por el tratadista, ofrecen entre sí las constituciones políticas de Chile, Argentina, Venezuela, Santo Domingo, México, Estados centroamericanos, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, -que el autor comprende bajo el nombre genérico de «Hispano-América»,- el Brasil y Haití.

Como constitución típica, a la cual refiere con frecuencia los aciertos o los desaciertos de las otras, presenta la constitución por excelencia, la de los Estados Unidos.

No contento con los datos que esos códigos le su ministran, va alguna vez a pedirlos a la carta otorgada por Solano López al Paraguay, y llega con los republicanos del Brasil hasta la constitución de la federación brasilera.

Si desde el punto de vista de los materiales alcanza hasta el día en que escribe, desde el punto de vista de la expresión de las ideas sube hasta a las nuevas concepciones de doctrina y a una información cabal del estado coetáneo de la ciencia del derecho.

Para ofrecer más aliciente a los lectores de latitudes elevadas, el autor no es teorizante. Aunque los temas políticos no le han servido sino como ejercicio de su propio criterio en la exposición de las ideas que ellos contienen, no es tanto la correlación latente de la doctrina, no tanto el doctrinar lo que le mueve cuanto la contradicción potente, cuanto la crítica política, lo que ha puesto a discutir.
Es tal vez el fondo obscuro de la obra: el autor no es un apóstol de ideas buenas, sino un enemigo de ideas malas. Parece que ha vivido mucho para ver muchas inconsecuencias entre la teoría y la práctica del gobierno representativo en nuestra América, y habla más como espíritu indignado que como corazón compadecido.

En este concepto entra en las filas de los críticos impasibles que tanto han procreado en nuestras nacientes y ya insensibles sociedades, y se aleja del corto número de pensadores que reivindica la sensibilidad como un coeficiente de civilización y que se apena honda y sinceramente, como de males propios, y aún más que de sus propios males, con los que a cada paso producen en nuestra América las inconsecuencias con la libertad que a todo se refiere; con el derecho, que es el alma de la libertad; con el sentimiento de la dignidad, que es alma mater del derecho.

Pero, como quiera que sea, el autor trata los temas con abundancia de ingenio y de conocimiento, y bien se ve que, a pesar de sus mordiscos, algún buen sentimiento lo ha movido, porque la exposición de esos temas corresponde a un proceso de selección en el cual se manifiestan, como promesas y principales, aquellos problemas de derecho público que efectivamente afectan más al desarrollo de nuestras sociedades y cuya incompleta comprensión y aplicación ha lastimado más al crecimiento jurídico y sociológico de los pueblos latinos del Nuevo Continente.

Con efecto, y a juzgar por esta primera parte de la obra, el autor no diserta a discreción y por mero entretenimiento del ingenio: la soberanía, las relaciones de la Iglesia y el Estado, la fuerza constructora de la actividad individual, tres de sus temas, temas continuos son de cuantos entendimientos sanos ven en la América latina los efectos políticos de una incompleta iniciación jurídica, y las causas remotas y cercanas de esa incompleta iniciación.

Alguno de esos temas, el religioso, tiene cuanta extensión conviene a su procedencia, cuantas buenas intenciones corresponden a su influencia práctica y cuanto ameno dato entretiene e inadvertidamente educa la curiosidad vagabunda de la pluralidad de los lectores.

En el plan de la obra se deja ver también que, no obstante el risueño escepticismo del autor, se conoce la benéfica utilidad de este género de propaganda jurídica, porque es un plan aplicado con regularidad desde el principio al fin. El autor empieza por un preámbulo la exposición de cada tema; en seguida presenta el derecho constituido acerca de él, en cada una de las constituciones que compara, y hace, por fin, en largas consideraciones generales, la revista de las ideas comunes y científicas acerca del tema.

Tal como es el mencionado libro, es útil. Enseña, a los que quieran aprender, una noción precisa sobre todos y cada uno de los puntos tratados en la obra; enseña cómo han convertido en precepto esa noción las varias constituciones de la América latina; enseña, por último, qué piensan los pensadores, y qué el público de nuestros países, acerca de los problemas que más afectan a nuestro porvenir.

La circunstancia de haberse publicado este libro en los mismos días en que ha aparecido la obra póstuma del señor Huneus sobre derecho público comparado, debe considerarse como una fortuna para el señor Angulo Guridi, porque el deseo de comparar entre sí esos dos libros gemelos dará más lectores a uno y a otro.

Que ambos los tengan en gran número, es el deseo más natural de quien sabe cuán íntima es la relación entre la lectura de esos libros y la fuerza del sentimiento del derecho.

Santiago, 1893.


Hostos y Bonilla, Eugenio María de: Meditando. París, Francia: Sociedad de Ediciones Literarias y Artística, Librería Paul Ollendorff, 1909. [pp. 312-316].