Lo que no quiso decir el lírico quisqueyano (sobre José J. Pérez)
Salomé Ureña de Henríquez
Libro de Américo Lugo
Temas políticos (sobre el libro de Alejandro Angulo Guridi)
El
día de América
El propósito
de la Normal
Moral
social (FORMATO PDF, LIBRO COMPLETO)
BOSCH Y HOSTOS: UN ESTILO, UNA
INFLUENCIA, UN IDEAL
Basilio Belliard
Hay
escritores camaleónicos. Aquellos que pueden cambiar de género
como el camaleón de piel. Sartre es uno de ellos. Cultivó,
no sin maestría, todos los géneros literarios, excepto
la poesía. Sin embargo, su prosa es lírica, poética
-como buen francés. Pero su escepticismo hacia la poesía
no provenía del rechazo hacia ella, sino de su increencia. Empero,
era devoto de Mallarmé, sobre quien escribió frases proverbiales.
La comparación viene a cuenta a propósito de Juan Bosch,
cuentista de indubitable maestría y ensayista de vasta cultura.
Su conciencia del cuento, en tanto técnica y hecho literario,
es posterior a la creación del mismo. El estilo en que "cinceló"
sus cuentos (por así decirlo), en cuanto a la pureza de estilo,
nos remite a la poesía. Sin embargo, la poesía para Bosch
estaba proscrita de su imaginario verbal. Pero parece una paradoja,
pues sus cuentos son poéticos, no así sus ensayos. Su
prosa ensayística es didáctica, explicativa, y, hasta
cierto punto, perifrásica. Con ella trata de seducir al lector
y, más que eso, persuadir. Sus dotes persuasivos de la oralidad
los transfirió a la escritura prosística. Su estilo, de
frases y oraciones breves, procede de la mejor tradición literaria
y de los mayores prosistas. Pero lo que mueve a inquietud es que el
poeta que hubo en Bosch -y que se expresa en sus cuentos- está
un tanto ausente del ensayo político, sociológico e histórico.
La no-ficción se impuso a la ficción. Ganó Hostos
y perdieron Maupassant, Kipling, Poe, Chéjov y Quiroga.
En una entrevista que le hiciera el ex presidente Leonel Fernández
para el diario "La Prensa", de New York (8 de diciembre de
1985), a la pregunta , ¿"cómo puede combinar las
exigencias del escritor de ficción con los requerimientos del
analista científico?", Bosch dice, entre otras cosas: "La
lectura de Hostos me sacudió de arriba abajo. Me convirtió
en un hombre distinto". Como se observa, hubo en Bosch una gran
influencia de la prosa ensayística sobre su prosa de ficción,
la cual vuelve a aparecer con su novela "El oro y la paz"
(1975). Este es un aspecto poco observado en Bosch. Parece que el afán
de educar que hay en Hostos influyó poderosamente en la fisonomía
de su obra ensayística. Asimismo, ese afán moralizador
y ese apego al pensamiento y a las ideas hostosianas, determinaron,
en gran medida, la conversión de Bosch de la ficción a
la no-ficción, de la imaginación y la fantasía
a las ideas, del arte a las ciencias sociales. La influencia del pensamiento
político y social de Hostos, contribuyeron a crear en Bosch un
profundo sentimiento libertario y un ideal social: conciencia social
que pesaron más que su quehacer literario. Pero Hostos fue más
radical que Bosch con respecto a la literatura. El autor de la "Moral
social", llegó a negar y a rechazar el ejercicio literario
a cambio de su ideal utópico, a pesar de que su autocrítica
era inconsecuente, pues de joven escribió poesía y novela.
En tal sentido, José Miguel Oviedo, en su "Breve historia
del ensayo hispanoamericano" dice: "Hostos llegó a
creer que toda literatura sin la finalidad inmediata de servir a los
hombres, era una actividad vana. Peor: pensaba que el ejercicio de la
imaginación era pernicioso, pues nos alejaba de la realidad.
Vio un dilema entre la belleza y el bien, y eligió el último"
(pág. 34). ¿Tenía Bosch esta concepción?
No creo que tan exacta, pero tuvo alguna influencia, alguna contaminación.
Esta concepción, acaso platónica, era también consustancial
a Tolstoi y a la estética marxista: la literatura y el arte al
servicio de la sociedad. Concepción moralista del arte, en la
que el arte debe ser un criado de la moral. Y Bosch fue coherente con
su concepción, pues al regresar del exilio fue impactado por
los problemas sociales del país. Y ya no volvió a escribir
cuentos. Sólo un cuento infantil, a petición de Manuel
Rueda, como ya se sabe.
La influencia expresiva de Hostos en Bosch podría encontrarse
en su didactismo, enfático y discursivo. Las ideas humanísticas
pero también el afán enciclopédico de Hostos calaron
en la mente de Bosch. Asimismo, en ciertos aspectos de su prosa ensayística.
Oviedo vuelve a arremeter contra Hostos cuando dice: "El problema
de Hostos es la sequedad general de su lenguaje argumentativo, que tiende
a ser digresivo y verboso, abstracto hasta la grisura y maniático
en el uso de estructuras ordenadoras del pensamiento (paralelismos,
simetrías, repeticiones)" (pág. 35). Y sigue diciendo:
"No quiso escuchar al artista que originalmente había en
él y terminó entregándose del todo a un discurso
magisterial. Su renuncia al lenguaje de la imaginación y su fe
ciega en la directa virtud redentora de la actividad intelectual, parece
un antecedente de cierto espejismo ideológico de un sector de
escritores de este siglo, que llegan a justificar el abandono de la
literatura por la acción política, por considerar que
ésta es superior" (Págs, 35-36). ¿Cabe decir
lo mismo para Bosch? Oportuno sería establecer un estudio comparativo
entre Hostos y Bosch, desde el punto de vista de sus estilos y de su
concepción sobre la literatura y el arte. Los cuentos de Bosch,
en ocasiones, semejan poemas en prosa ("La mujer", por ejemplo),
escritos en prosa poética, como la de aquellos novelistas líricos
(Proust, Virginia Woolf, Faulkner, Sartre, Camus...). Sus descripciones
sensitivas hacen que sus cuentos parezcan visuales, cinematográficos.
"La sencillez de su prosa es el resultado de un estilo finamente
trabajado. Esta labor estilística se lleva a cabo mediante la
aplicación tan acertada de mecanismos linguísticos y figuras
retóricas que, en efecto, el trabajo acabado da apariencia de
una natural simplicidad", dice Manuel A. Ossers Cabrera. Y sigue
diciendo: "Pero dado el complejo proceso creativo forjador de tal
sencillez, ésta despliega una prosa de singular fuerza expresiva
y delicada belleza descriptiva". ("Narración y estilo
en Juan Bosch: su mundo cinestésico". Juan Bosch: vida y
obra (Seminario Internacional), Ediciones Ferilibro, 2000, pág.
103.). El mejor estudio sobre el estilo de Bosch es el de este mismo
autor, Ossers Cabrera. Se titula "La expresividad en la cuentística
de Juan Bosch", en el que éste hace una radiografía,
desde una óptica estilística, muy académica, de
todos sus cuentos. También "La narrativa de Juan Bosch",
de Bruno Rosario Candelier, estudio biográfico, documental, temático
y crítico de toda la obra narrativa de Bosch.
Bosch cultivó, con maestría e ingenio, el cuento, la novela,
la biografía y el ensayo. Y de ese modo entró al reino
de la literatura. Sus cuentos escritos antes, en y después del
exilio constituyen una obra, que podrían perfectamente conformar
un solo libro. Sus temas no son, paradójicamente, los exilios,
sino los temas rurales, sociales y costumbristas. Autor de cuentos emblemáticos
como "La mujer", (el más antologado), "Dos pesos
de agua", "Camino real", "Los amos", "La
nochebuena de Encarnación Mendoza", "Todo un hombre",
"La muchacha de la Guaira", "La bella alma de don Damián",
entre otros. Practicó el arte de la biografía -de temática
bíblica-, tan escaso en nuestra tradición hispánica,
con obras como: "Judas Iscariote, el calumniado", "David,
biografía de un rey" y la biografía novelada "Hostos,
el sembrador". Otros textos suyos dentro del universo literario
son: "Textos culturales y literarios", "Simón
Bolívar, biografía para escolares", "Apuntes
sobre el arte de escribir cuentos" (teoría y poética
sobre el cuento), libros sobre otros pueblos como "Cuba, la isla
fascinante", y libros de viajes como "Viajes a los antípodas"
y "De México a Kampuchea". Lo demás son conferencias,
ensayos y artículos de carácter político, sociológico
e histórico que contribuyen a ampliar y fortalecer su obra ensayística
de no-ficción. Gran curiosidad: sociólogo, historiador
y politólogo autodidacta. Junto a Pedro Henríquez Ureña
y Manuel del Cabral conforman las tres columnas de más renombre
internacional de las letras dominicanas.
Listín
Diario, Domingo 9 de Diciembre del 2001
Pedro
Henríquez Ureña: Sociología de Hostos
Chiqui Vicioso: Eugenio
María de Hostos: Otra mirada
Chiqui Vicioso:
Hostos, el periodista
Diómedez Núñez
Polanco: Hostos y Bosch en la dominicanidad
Basilio Belliard: Bosch y
Hostos