Lo que no quiso decir el lírico quisqueyano (sobre José J. Pérez)
Salomé Ureña de Henríquez
Libro de Américo Lugo
Temas políticos (sobre el libro de Alejandro Angulo Guridi)
El
día de América
El propósito
de la Normal
Moral
social (FORMATO PDF, LIBRO COMPLETO)
HOSTOS, EL PERIODISTA
Chiqui Vicioso
En el periódico “El Nuevo
Régimen”, del 21 de abril de 1901, los excelentes periodistas dominicanos
Rafael Justino Castillo y Alberto Arredondo Miura, (citados por el más
acucioso de los investigadores de nuestra historia, Don Emilio Rodríguez
Demorizi), enlistaron los méritos del apóstol puertorriqueño Eugenio
María de Hostos, a saber:
1.-que el país le debe al
Sr. Hostos servicios que no le ha prestado ningún dominicano de nacimiento
o de adopción en el orden intelectual, en el moral, en el social y en
el político;
2.-que es evidente que antes
de Hostos el dominio intelectual de los dominicanos era poco más o menos
que el que correspondía a las enseñanzas del antiguo Colegio de San
Buenaventura y al Seminario Conciliar, y que los hombres más ilustrados
del país padecían de ignorancia constitucional (en el sentido patológico
dela expresión);
3.-que antes de Hostos, la
Pedagogía, el Derecho Constitucional, el Internacional, la Economía
Política, la Sociología, la Moral Teórica y Práctica, independientemente
de todo catecismo eclesiástico, eran cosa desconocidas o menospreciadas
por nuestros sabios;
4.-que antes de Hostos y
en el período de mayor esplendor de la enseñanza clásica, la instrucción
que se daba en el país consistía, no en la adquisición de verdades,
sino en el aprendizaje de memoria de expresiones coordinadas en libros
de enseñanza, independientemente de todo propósito de desenvolvimiento
deninguna otra facultad intelectual que no fuera la memoria;
5.-que antes de Hostos la
disciplina escolar resultaba de las recompensas no siempre acordadas
por justicia y del empleo de castigos corporales, muy propios para preparar
a los niños a ser esclavos: la palmeta, el látigo, la postración de
hinojos:
6.-que el Sr. Hostos es aquí,
y en cualquier parte del mundo, no solamente un poseedor de vastos conocimientos
científicos, un sabio expositor de ciencias, sino un gran carácter,
por todo lo cual es un gran maestro.
OTROS APORTES:
A las afirmaciones de estos
dos periodistas dominicanos, les faltó la consideración de lo que las
mujeres dominicanas y latinoamericanas consideramos como el mayor aporte
de Don Eugenio María: la educación de la mujer.
Y digo mujeres latinoamericanas,
porque Hostos no solo se abocó, junto con nuestra poeta nacional y educadora
Salomé Ureña, a la creación en 1881, del primer instituto de formación
de maestras (del cual se graduó la primera generación de docentes dominicanas),
sino que llevó su apostolado a Venezuela, Perú y Chile, donde convenció
al gobierno de permitir la educación científica de la mujer, motivo
por el cual ellas le dedicaron su primera graduación al ilustre puertorriqueño.
También faltó incluir, en
la consideración de estos dos periodistas dominicanos, la dimensión
de Hostos como patriota y propulsor de la idea de una Confederación
de Las Antillas, quizás su faceta más conocida. Hoy voy a hablar de
otro Hostos, en el cual, que gracias a esta invitación y a la naturaleza
de esta reunión, me he adentrado en estos días. Se trata de Hostos
el periodista.
Según Don Emilio Rodríguez
demorizi, la lucha de Hostos por la libertad de nuestra media isla comenzó
en 1870, cuando, por ese entonces en Nueva York, Hostos combate el proyecto
del Presidente Báez de anexar la República Dominicana a los Estados
Unidos.
Desde la gran urbe, Hostos
escribe “largamente contra el propósito de Báez (pág.15) y su voz alienta
a los patriotas que luchaban denodadamente por salvar la República.
Son la voz de Hostos, y la
espada de Luperón en Puerto Plata, levantadas contra la anexión, las
que enarbolan el liberal Senador norteamericano Summer y el General
Grant, para oponerse al proyecto de anexión, sentando las bases para
la amorosa acogida al prócer puertorriqueño en el corazón dominicano.
A finales de 1870 la revolución
de Puerto Rico ha sufrido un nuevo revés, con la fatal odisea de Luperón
en el vapor El Telégrafo, donde había cinco mil fusiles y seis cañones
destinados a la independencia de Puerto Rico que ulteriormente cayeron
en manos de Báez. En 1874, ya Báez ha sido derrocado, y la guerra independentista
en Cuba está en pleno apogeo. Hostos ha tomado parte en la frustrada
expedición del General Aguilera hacia Puerto Rico, por lo que en 1875
“recuerda en su artículo “El Horizonte de Santo Domingo”, (Demorizi,
pág.16) sus luchas por la República Dominicana y hacia allá encamina
sus pasos de Sembrador, como lo bautizara Don Juan Bosch.
“El infatigable peregrino,
nos dice Demorizi, toma su bordón hacia Santo Domingo. Va a luchar,
va a ganarse allí algunos de los mejores amigos de su vida, y vivir
sus más tremendos días de periodista”.
LAS DOS ANTILLAS:
En Puerto Plata se encontrará
Hostos con Betances; conocerá a Antonio Maceo y establecerá una relación
con Luperón de quien dirá: “Lo conocí en 1875, puesto en contacto con
él por su maestro, guía y amigo, el noble y primer ciudadano de Puerto
Rico, el siempre desterrado Dr. Betances” (pág.18, ibidem). En Puerto
Plata el pensador Hostos le sirve de secretario al guerrero y “fraternizan
de tal modo que éste le llama amigo de corazón y hermano”.
En la novia del Atlántico,
nos cuenta Demorizi (pág. 19), la llegada de Hostos fue un acontecimiento
para aquella sociedad en que se debatían, por medio de la prensa, con
denodado ardor los intereses más opuestos, pero donde cubanos, puertorriqueños
y dominicanos estaban aunados contra el régimen colonial de España en
las Antillas.
En ese hervidero de ideas,
iniciaría Hostos su papel como periodista, asumiendo la jefatura de
redacción del periódico semanal LAS DOS ANTILLAS, bajo la dirección
del puertorriqueño Enrique Coronado. Un periódico, a decir de Demorizi,
exclusivamente dedicado a la defensa y propaganda de los intereses políticos
de Cuba y Puerto Rico”. Pág.19.
No tardaron los periódicos
ministeriales de Cuba y Puerto Rico y los representantes de España,
en protestar contra la campaña periodística iniciada por Hostos y
sobretodo contra sus artículos, los cuales siempre tenían gran aceptación
en los periódicos dominicanos, simpatizantes en su generalidad con la
causa antillana.
Para evitar la censura y
posible clausura del periódico, se tomó la decisión de hacerlo aparecer
como editado en las Islas Turcas, aunque en realidad se editaba en la
imprenta del puertoplateño Don Manuel Castellanos. Esta medida no evitó
que en san Juan, Puerto Rico, elperiódico gubernamental BOLETÍN MERCANTIL,
de Pérez Morris, desatara una campaña de acusaciones contra Hostos,
ni que el gobierno español aumentara sus amenazas contra el gobierno
dominicano, obligando al entonces presidente Ignacio María González
a dictar el Decreto del 28 de julio de 1875, suprimiendo LAS DOS ANTILLAS.
Incansable e irreductible,
Hostos reemplazó de inmediato el nombre LAS DOS ANTILLAS por el de LAS
TRES ANTILLAS, incorporando una isla más a las dos islas hermanas con
la que pensaba formar la Confederación. Otra disposición gubernamental
suprimió LAS TRES ANTILLAS y el 12 de agosto, delmismo año, publicaba
Hostos un nuevo periódico llamado LOS ANTILLANOS, tan combatido y efímero
como el primero.
No contentos con la clausura
del periódico el gobierno español exigió la expulsión del suelo puertoplateño
de los emigrados cubanos y puertorriqueños, medida que encontró en Hostos
y en Luperón su más connotados opositores y le valió a Luperón el asalto
a su casa por un grupo de soldados con orden de asesinarlo el 23 de
enero de 1876.
La acción de Luperón de rechazarlos
a tiro limpio, provocó una reacción nacional y un levantamiento en Santiago,
que Luperón agradeció mediante un comunicado, fechado el 28 de enro
de 1876, y redactado por Hostos y cito:
“Para pactar con España,
si efectivamente es necesario, empecemos por anular el Tratado con españa.
Y por afirmar ante Dios, ante América y ante nuestra propia conciencia,
que nunca cometeremos la insensatez, que es hoy infamia, de ser dominicanos
y no ser antillanos, de conocer nuestro porvenir y divorciarlo del porvenir
de las Antillas, de ser hijos de la nueva idea y de abandonarla en Cuba
y Puerto Rico”. (pág. 22, Ibid.).
CONFESIONES DE UN CULPABLE:
Cerradas las puertas del
periodismo, retornaba Hostos a la forja de patriotas a través de la
educación y así, el 5 de marzo, abría sus puertas la Sociedad-escuela
LA EDUCADORA, de carácter doctrinario, fundada por Hostos con el entusiasta
apoyo del general Luperón. El currículo incluía el conocimiento de
las Constituciones Americanas y en particular la dominicana y la difusión
del pensamiento moral o social dirigido a armonizar los intereses generales
de las tres Antillas hermanas”.
Dije “cerradas las puertas
del periodismo”, refiriéndome a Hostos como responsable de un periódico,
pero no como articulista, labor que continua Hostos y que provoca los
ataques, esta vez, del periódico oficial dominicano la GACETA DE SANTO
DOMINGO (pág.24, ibid.), en cuya edición del 17 de febrero se acusa
al prócer puertorriqueño de “hacer un exagerado uso de la prensa”.
Hostos, rechazó valientemente
estas calumniosas imputaciones en un artículo intitulado “CONFESIONES
DE UN CULPABLE”, publicado el 5 de marzo de 1876 en el periódico EL
PORVENIR, de Puerto Plata. Y cito:
“Es bueno entre los buenos
todo aquel que teniendo por patria la libertad, en cualquier parte ejercita
ese augusto patriotismo. Que haya habido un puertorriqueño decidido
a ser útil en estos momentos, como en cualquier momento, a este país,
y que ese puertorriqueño sea yo, no lo he ocultado, no lo oculto, no
lo ocultaré”.(pág.25).
Fiel a ese postulado, Hostos
prosigue su labor de apoyo a Luperón, invistiéndose como vocal de la
directiva de la rama puertoplateña de la LIGA DE LA PAZ, de la cual
Luperón era presidente; y trabajando con este en la Convención electoral
de Puerto Plata, cuya plataforma redactó.
Depuesto el Presidente González,
y electo el Presidente Espaillat, amigo de Luperón, Hostos empaca sus
valijas y en abril de 1876 se va a Nueva York y de ahí a Venezuela,
a iluminar con su sol las oscuridades de otras naciones de América.
Se sucede la Paz de Zanjón en Cuba, después de la guerra de los diez
años y viendo su añorada Confederación de las Antillas cada vez más
lejos Hostos comienza a añorar las tibias aguas del mar de Puerto Plata,
afirmando que “Santo Domingo lo resume todo para mí”. (pág.28).
A nuestro país regresa Hostos
el 3 de marzo de 1879, siempre en primavera, para proponerle al nuevo
gobierno de la República Dominicana, entonces del General Césareo Guillermo,
la creación de las Escuelas Normales, proyecto que se convirtió en Ley
el 26 de mayo de ese mismo año, y en realidad cuando el General Luperón,
ascendió a la presidencia de la república, encendiéndose, en palabras
de Luperón, “un faro repentino en la larga noche de nuestra profunda
ignorancia”.
LA ESCUELA NORMAL DE VARONES:
La apertura de la primera
escuela normal de varones, en 1879, desató de nuevo apasionados ataques
de algunos sectores eclesiásticos a su método educativo, lo que no impidió
la asociación de Hostos con la familia Henríquez y Henríquez-Ureña,
ni su encuentro con su alma gemela, la poeta nacional Salomé Ureña,
con quien tres años después habría de fundar la primera Escuela Normal
de señoritas de nuestra isla.
De nuevo la prensa juega
un papel fundamental en pro y en contra de los proyectos Hostosianos,
a tal punto que Luperón, en carta pública del 31 de marzo de 1882, dirigida
al director del periódico puertorriqueño EL PROPAGADOR, decía:
“Ayuden rigurosamente, con
la prensa, a la Escuela Normal de la capital, que prestará grandes
servicios a la República, pues de ese faro de luz saldrán maestros prácticos,
no solamente para los pueblos, sino para todos los campos”.
Esta concitación de Luperón
a la prensa tenía como objetivo no sólo proteger el proyecto Hostosiano
de las escuelas normales, sino proteger la propia vida del maestro,
ya que además de que el gobierno le retenía sus sueldos, provocándole
todo tipo de estrecheces materiales, hubo un atentado contra la vida
de su suegro, el Dr. Ayala, en la ciudad de san Cristóbal.
“El despotismo español, le
escribía Luperón, es siempre implacable, feroz y odioso”.
La labor periodística de
Hostos, abarcó varios períodos y continentes. Le debemos al Dr. Emilio
Rodríguez Demorizi la compilación de los artículos del maestro, en su
libro: Eugenio María de Hostos: Páginas Dominicanas. Por ese libro
vamos rastreando el paso de Hostos por diversos periódicos y redacciones,
desde EL MUNDO NUEVO: AMERICA ILUSTRADA, de Nueva York, donde escribe
“Por el bien de la República en el horizonte de Santo Domingo”, hasta
el periódico LA PATRIA, de Valparaíso, donde publica la serie de artículos
sobre “Quisqueya, su sociedad y algunos de sus hijos”, entre agosto
y octubre de 1892; artículos que fueron reproducidos en Santo Domingo
en EL ECO DE LA OPINIÓN, en noviembre de ese mismo año. Pienso que
un aporte del periodismo puertorriqueño a la humanidad, podría ser rastrear
los trabajos periodísticos de Hostos en Venezuela, Chile, Perú y Nueva
York, labor que ignoro si ya se ha hecho.
Quiero terminar este tributo
a la labor periodística de Hostos, con sus propias palabras cuando dice:
“Para mí, que amo tanto a santo
domingo como a mi propia Borinquen, y que probablemente la elegiré como
patria nativa de la mayor parte de mis hijos, para residencia final
y sepultura, empezar por la libertada de Quisqueya es tan natural, que
no hago con pensarlo y desearlo, más que un acto de egoismo paternal;
porque, en el fondo de las cosas, es tan esencial la libertad de Quisqueya
para la independencia de Cuba y Puerto Rico, que si acaso la de Cuba
sobreviviese sin ella, lo que es la de Puerto Rico y la Confederación,
nó”.
EL IRREDUCTIBLE OPTIMISMO
DEL PERIODISTA:
Cuando esto expresaba, nos
cuenta Demorizi, Hostos tomaba la pluma como si quisiera liberarse de
amarguras y de lágrimas, y escribía. Escribía para los periódicos,
artículos en que exaltaba fervorosamente las virtudes y los méritos
del desaparecido, de los desaparecidos...y sus esperanzas.
Como lo hacen ustedes hoy,
hermanos periodistas de Puerto Rico, como lo hago yo, como lo seguiremos
haciendo todos nosotros.
Pedro
Henríquez Ureña: Sociología de Hostos
Chiqui Vicioso: Eugenio
María de Hostos: Otra mirada
Chiqui Vicioso:
Hostos, el periodista
Diómedez Núñez
Polanco: Hostos y Bosch en la dominicanidad
Basilio Belliard: Bosch y
Hostos