LA HABANA, 1904-1906.

En La Habana trabaja en el comercio y colabora con diversas publicaciones, entre ellas la revista Cuba literaria, que su hermano Max había fundado en Santiago de Cuba.
Comienza a desarrollar una relación epistolar con grandes pensadores del momento, como Marcelino Menéndez Pelayo y José Enrique Rodó, en un diálogo por considerar a Nuestra América desde una perspectiva post-colonial.

"Veo en Ud. un verdadero escritor, una hermosa promesa para nuestra crítica americana, tan necesitada de sangre nueva que la reanime. Me agradan mucho las cualidades de espíritu que Ud. manifiesta en cada una de las páginas de su obra, y que son las menos comunes, y más oportunas y fecundas, con relación al carácter de nuestra literatura. Me agradan la solidez y ecuanimidad de su criterio, la reflexiva seriedad que da el tono a su pensamiento, lo concienzudo de sus análisis y juicios, la limpidez y precisión de su estilo. Me encanta esa rara y felicísima unión del entusiasmo y la moderación reflexiva que se da en Ud. como en pocos. Y me complace reconocer, entre su espíritu y el mío, más de una íntima afinidad y más de una estrecha simpatía de ideas..."

José Enrique Rodó, Epistolario, ed. de París, 1921, págs. 42-43

En 1905 publica su primer libro, Ensayos críticos, donde se anuncia ya su gran proyecto de pensamiento: la modernidad latinoamericana y su diálogo con la tradición europea.

 

Aportes fundamentales: Arielismo - Utopía - Historiador - Filólogo - Filosofía - Editor

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