Pedro Caro
Ahora! No. 362, 19 de octubre de 1970
¿Cuál es tu opinión sobre el contenido social de la literatura?
MA: Creo que, la frase “contenido social de la literatura” implica significados y problemas verdaderamente profundos. No es fácil resolver el planteamiento con una frase, alguna cita de autores o simplemente una tesis cualquiera. Por eso encuentro tan limitado el momento para responder ese planteamiento que produce hoy cantidad de ensayos.
Creo que no puedo más que, aclarado lo difícil de una respuesta satisfactoria del todo en una entrevista, limitarme a decir un concepto esencial de mi opinión sobre el “contenido social en la literatura”. La realidad del hombre es una realidad social. Porque el hombre pertenece a una condición grupal de la que no puede zafarse, ya que es su esencia. Durante los miles de años que transcurrieron para la formación de los estadios primitivos del hombre este respondía a una realidad grupal.
A medida que avanza en su desarrollo y evolución en todas sus formas y esencia —cultural, política, cognoscitiva, económica— también se establece en condición de grupo, de unidad, si bien con un matiz diferenciado, pues ya no es la condición instintiva la que rige sino la ponderación emocional y mental, que necesariamente lo lleva a la conciencia de que la separatividad sólo le ha acarreado extravío y desgracia al género humano. Ahora bien, dado el caso de que en un siglo o un momento de la Historia las necesidades de una dase prevalecen, el concepto de “realidad” adquiere significaciones específicas, y el concepto de “social” también. Hoy, lo “social” es todo lo que lleve a la creación de estructuras en las cuales haya una mejor realización de la unión entre los hombres. Esto, debido a la separatividad existente como producto del espejismo del hombre durante miles de años, lleva al encuentro de fuerzas antagónicas.
Fácil es deducir, entonces, cuál es el papel de lo “social” en nuestro tiempo. Siendo así no resulta difícil darnos cuenta de que lo “social” en literatura está condicionado, sobre todo ahora, a la preocupación por la realización del hombre en conjunto; a la expresión de la desgracia colectiva y de la esperanza igualmente colectiva. Infortunadamente esto, en algunos cegatos, produce actitudes patéticamente dogmáticas que llevan a entrampar las discusiones sobre la obra artística.
Partiendo de lo expuesto resulta claro observar que “lo social” utilice, preferentemente, la concepción realista de la literatura y el arte. Como no acabaríamos ahora digo, para finalizar, que para mí toda condición o creación humana es “social”, desde las legañas hasta los pies rotos, hasta el pensamiento.
¿Y las principales características de la literatura actual dominicana?
MA: Esa pregunta es más fácil de responder, Pedro, pero también requiere cautela. Primero habría que delimitar ¿qué se entiende por literatura actual dominicana? Después pasaríamos a delimitar las características de la literatura actual dominicana.
Por ejemplo, ahora mismo se observa un receso de los escritores, por lo menos en lo que a publicaciones se refiere, y eso no permite estar al tanto del volumen más o menos exacto de nuestra literatura actual. Sin embargo, yo creo que las características de la literatura actual dominicana tenemos que buscarla partiendo, ante todo, del panorama socio-histórico. Sin lugar a dudas, esta literatura nace con la muerte de Trujillo. El otro grupo de la misma se incorpora a partir de la Guerra de Abril. Y no podemos olvidar figuras como Marcio Veloz Maggiolo, Ramón Francisco, y otros, que nos anteceden y que hay que contar en el tema de la pregunta.
Puede parecer simplista la respuesta pero la primera característica es temática: la preocupación por el hombre (un humanismo); y alrededor de esta preocupación de su destino, búsqueda de su pasado, implementación de su futuro, alegrías, tristezas, deseos de dar testimonio. Ahora, si vemos el aspecto formal tendríamos que asegurar que nuestra literatura actual oscila entre una línea “directista”, muchas veces hasta el punto de la sequedad, y otra que tiende a tratar de experimentar con las nuevas formas (esto en la narrativa, sobre todo). Creo que los dos extremos son malos.
Yo he sido uno de los que, en un momento dado, me dejé llevar por la exageración del experimento. Afortunadamente los escritores jóvenes, por lo menos los que conozco, están buscando un punto de equilibrio, lejos del dogma de un lado y del espejismo de la forma, de otro.
Es otra característica la de observar que la poesía se encuentra un poco debilitada mientras que la narrativa trata de lograr estados ya logrados por los poetas. En mi opinión esto se debe, en lo que a la poesía concierne, a que muchos jóvenes poetas tratan de sustituir su falta de trabajo y dedicación, su falta de verdadera autocrítica y discernimiento, su falta de asumir empresas poéticas de peso, con el expediente de lo que llaman ingenuamente “poesía social”, etc. Para muchos de ellos basta que intenten decir palabras de justicia por el hombre para creer que ya han logrado una obra literaria. Eso no es así. Un buen ejemplo de lo contrario, lo correcto, sería la película Z, en la cual lo ético y lo estético se unen como un todo funcional.
¿Cuáles, a tu entender, son las causas que han impedido el desarrollo de la novela en nuestro país?
MA: Hablar sobre las causas por las cuales la novela no se ha desarrollado en nuestro país, implica un gran problema porque de la novela se está hablando mucho.
Yo creo que inciden varios asuntos, por ejemplo, ante todo, aquí hay una gran falta de tradición. Alguien podría decir que aquí siempre se ha escrito novela. Bueno, se han escrito algunas novelas".
Desde que tenemos La Sangre, Rufinito, Cañas y Bueyes, Guanuma, Over, La Mañosa, Los Angeles de Hueso, etc. Pero no podemos decir que haya habido una continuidad de conocimientos, por problemas incluso de las publicaciones, por lo tanto no ha habido una tradición poderosa de la Novela, como ha sucedido con la Poesía, la cual ha tenido una gran tradición.
De ahí que creo que una de las verdaderas causas para el poco desarrollo de la novela ha sido la falta de tradición.
La novela exige, más que cualquier otro género, el público. Es muy difícil que el escritor se ponga a escribir una novela con las intenciones de quedarse con ella.
Durante el trujillato las libertades estaban tan coartadas que los individuos que pudieran sentirse atraídos por la novela lo que hacían es que se inhibían; y los que la hacían, escribían una novela que verdaderamente no tocaba las fibras del dominicano.
En Santo Domingo, por un proceso de evolución literaria, nosotros, durante el trujillato no hubiéramos podido entrar más que en una novela de carácter realista, lo cual no tiene nada que ver con el realismo trasnochado del siglo XIX, sino por ejemplo del realismo que se está haciendo hoy. Eso hubiera sido lo único que cabía durante el trujillato, y por la existencia de la tiranía trujillista no se hizo.
También influye el hecho de que la novela exige un trabajo, más fuerte que el verso o el cuento. En eso estoy de acuerdo con Marcio Veloz Maggiolo, quien me dijo una vez, que lo que pasa es que a los jóvenes les resulta muy fácil escribir un poema semanal, o uno de vez en cuando. Y en verdad es diferente fajarse durante un año o dos sin el figureo de los amigos que van a ver el último poema escrito. La novela necesita un trabajo de taller.
Y naturalmente junto a todo eso tendríamos que analizar el desarrollo político y el desarrollo histórico que han influido porque la novela necesita mucho de la libertad para uno poder expresarse; o sea de la libertad política, la libertad económica y social que ha faltado mucho en nuestro país.
¿Miguel, en cual nivel se encuentra la literatura dominicana de hoy en relación a la literatura latinoamericana actual?
MA: El principal problema que plantea esa pregunta es que nosotros somos escritores inéditos a nivel continental. Nos conocemos muy mal aquí en Santo Domingo.
A veces hablando con Marcio y Ramón Francisco les digo: señores yo leo y leo la literatura latinoamericana, la poesía y la narrativa, reconozco que hay unos cuantos maestros, pero en sentido general no encuentro esos autores mejor que los dominicanos. Es más, en lo que a poesía se refiere, cuanto cuaderno de poesía o antología me caen en las manos y no las encuentro mejores que un grupo de poetas jóvenes dominicanos.