Marcio Veloz Maggiolo y la construcción del mestizaje

Carmen Centeno Añeses

 

La ideología del mestizaje ha inventado un discurso que ha gozado de un gran relieve en toda América Latina y el Caribe. En el mundo letrado éste florece desde los años veinte cuando comienza a tomar auge el cuestionamiento sobre la identidad nacional. No obstante, la definición del mestizaje ha sido diversa y éste ha constituido tanto un discurso armonizador, homogeneizador y encubridor de la diferencia que pretende “fijar una imagen uniforme y sólida del sujeto latinoamericano”, según afirma Luis Duno Gottberg en su estudio del mestizaje en Cuba, (Solventando las diferencias, p. como uno que expresa la ruptura con las antiguas taxonomías raciales. El universo de definiciones del término es vasto y a veces contradictorio.

La construcción del mestizaje ha acompañado a las luchas por la liberación nacional en América Latina al surgir como proyecto que contribuiría a solidificar la nación en distintas fases. Así emergen textos centrales como “Nuestra América” de José Martí y la Raza cósmica de José Vasconcelos, cada uno correspondiente a una diferente etapa en su desarrollo. Pero, mientras la obra de José Martí promovía esta fusión racial con el propósito de contribuir a la liberación nacional, para el mexicano Vasconcelos, como ha sido señalado, sirvió como sostén de ideologías todavía ligadas al positivismo y a la creencia en la superioridad de la raza blanca. Otros han expuesto el mestizaje como punto que une a la Patria grande, concepto que formuló Bolívar en sus textos y que en fechas más recientes elaborara el colombiano William Ospina en el libro América mestiza: país del futuro. (2000)

Es preciso aclarar que el mestizaje y las categorías raciales deben ser analizados según el contexto social y la historia de cada país. Elizabeth Cunin, en su trabajo Identidades a flor de piel: categorías raciales y mestizaje en Cartagena, ha observado que “la famosa regla norteamericana de la “gota de sangre” no significa nada en Brasil, ni en América Latina en general, puesto que las categorías de blanco y negro remiten a la apariencia física tanto como al estatus social, pero no a una “pertenencia racial”, entendida como una ascendencia genética”. (Cunin, 2003, p. 93)

Si bien el mestizaje ha sido utilizado como ideología que ha respaldado el prejuicio racial, ignorando la diversidad de las poblaciones indígenas y negras, al estudiar su significación en el Caribe, hay que tomar en cuenta el señalamiento de Merwin Alleyne en su libro Race and Ethnicity in the Caribbean and the World sobre la imposibilidad de trazar claras fronteras entre una y otra piel. En el Caribe, destaca, las categorías se establecen de forma diferente y son ordenadas en sistemas de mayor complejidad. (Race and ethnicity, 2005, p. 3) Una gota de sangre negra, por lo tanto, te hace negro en Estados Unidos, pero eres blanco en América Latina. Para Alleyne la raza es la percepción social de las características fenotípicas, por lo que aunque los rasgos físicos constituyen la base de la distinción racial hay otros elementos menos visibles o tangibles que se asocian a la raza. Estos son las creencias, las conductas, y artefactos que en conjunto llamamos cultura. (p. 9)

Las palabras del sociólogo Carlos Andújar al referirse a República Dominicana coinciden con esta perspectiva, pues para éste “los niveles de sincretismo dificultan la detección de herencias ‘puras”. (Identidad cultural, 2007, p. 60) La ausencia de una evidente heterogeneidad étnica y la existencia de un proceso de mayor hibridación caracterizan a la zona del Caribe. Conviene también recordar al renombrado escritor Antonio Benítez Rojo y su idea del supersincretismo existente en el área geográfica de las Antillas. La fusión de razas en algunas de las islas que se repiten impide la estratificación racial y cultural de forma categórica.

Estas consideraciones nos permiten aquilatar la obra del dominicano Marcio Veloz Maggiolo en su libro Identidad, mestizaje y cultura publicado en el año 2006, el cual se ha unido a los teóricos que han expuesto el mestizaje como una arcadia, un espacio de reconciliación nacional tal y como lo propuso José Martí en un discurso que buscaba diluir las diferencias en función de la fundación de la nación. El contexto de su ideología, sin embargo, es otro puesto que se trata de una propuesta que toma en cuenta la hibridación como un rasgo distintivo de todas las culturas y el surgimiento de una cultura global.

Al trazar la genealogía del mestizaje Veloz Maggiolo valida el pasado desde la arqueología al exponer que éste ya se había producido en las poblaciones indígenas del país. “El mestizaje es la característica principal de la cultura dominicana”, señala y destaca que

Cuando llegan los españoles en 1492 ya había sociedades mestizas en la isla. Hacia el 4000 antes de Cristo arribaron grupos aborígenes centroamericanos que luego se mezclarían hacia el 3000 antes de Cristo con navegantes que procedieron de la costa oriental de Sur América (…) Pero hacia el 400 antes de Cristo llegaron las primeras oleadas de agricultores, también procedentes de la costa oriental venezolana, conformándose así la primera sociedad mestiza del Caribe. p. 21

El celebrado novelista, arqueólogo y antropólogo elabora su visión del mestizaje con datos científicos al promover la idea de que existe evidencia de que las poblaciones indígenas inmigrantes se mezclaron con otros grupos. El mestizaje en esta fase inicial ha sido comprobado por medio de pruebas de radiocarbono, señala.

Veloz Maggiolo ofrece explicaciones históricas de la forma en que se desarrolla la identidad dominicana. Por eso asevera que la presencia de Europa contribuyó a fragmentar aún más tanto étnica como culturalmente a Santo Domingo. “La parte oriental es una nación de mulatos y mestizos con arraigados valores hispanos, y con procesos de hibridación afrohispanos”, destaca. (p. 14) Para este ensayista, sin embargo, España había traído una cultura mixta racial y culturalmente. Rompe así con la idea de la pureza de razas en el mundo español que promovía la visión castellanófila de la cultura, la que presentaba la historia desde la pureza de sangre y las hazañas de Colón y Castilla, como ha revelado Inman Fox en su libro La invención de España. (1997)

Su argumentación se cimenta en la diferencia de la formación racial entre Haití y República Dominicana: La sociedad hispana criolla de la parte oriental, actual República Dominicana, mantuvo el sistema del hato y encontró mercado importante para sus productos, pieles y carne, generándose un modelo de identidad diferente, y en el cual el mestizaje fue mayor que en el occidente de la isla, y en donde el mulato, la mayor población racialmente, llegó a denominarse a sí mismo como blanco de la tierra, manera de identificarse frente al negro esclavo del Santo Domingo francés. (p. 12)

Ya “en el siglo XVIII la sociedad dominicana”, también señala, “era mulata y mestiza en un 80 por ciento”. (p. 113)

El proceso de hibridación hispano-indígena se dio en todas las facetas incluyendo la gastronomía: el casabe o pan de yuca se convierte en 1520 en el pan de los conquistadores y otras comidas pasan a ser parte de su dieta, mientras el indio asimilaba el uso de grasas de animales traídos de Europa y de otros alimentos. La “criollización, definida como mezcla de vida, acciones, modelos de supervivencia, creencias y transculturación” (p. 113) se reflejaría en múltiples aspectos de la vida caribeña: desde la vivienda y la pesca hasta la transportación.

El mestizaje está inserto en lo criollo, al que Veloz Maggiolo no aborda desde la cultura blanca como lo habían hecho otros intelectuales. “La sociedad llamada criolla se constituye en torno a valores propios, mestizos o mezclados, surgidos de las necesidades de la vida cotidiana”, afirma. Utilizando el término transculturación de Fernando Ortiz, define a la sociedad criolla que surgiera desde el siglo XV. Las migraciones complementan esta sociedad: tanto la mano de obra haitiana que se integra a la isla como los libertos de Estados Unidos que llegan a ella. La presencia de lo haitiano debido a la invasión de 1822 trajo una íntima relación con este pueblo, lo que daría lugar a una sociedad todavía más mestizada. También la presencia de chinos y árabes compondrían una amalgama biológica y cultural. Para Vasconcelos, contrario a este teórico dominicano, la presencia china degradaría la condición humana. (La raza cósmica, p. 30)

El discurso del mestizaje está íntimamente imbricado al de la identidad, la cual para Veloz Maggiolo no es fija ni invariable. Éste rompe con una identidad definida a partir de la negación de lo haitiano como rechazo a las intervenciones de Haití en República Dominicana y explica la presencia de la cultura haitiana en la isla como elemento que se encuentra fusionado a la cultura dominicana en diversas expresiones. Así se expresa: “hacia la costa sur de la isla, el vudú dominicano, con notables influencias haitianas, así como los ritmos africanos marcan la vida dominicana y estos ritmos y formas bailables pasan, o han pasado, a formas del baile tradicional dominicano”. (p. 22) Por otra parte señala que “las migraciones hacia el territorio nacional de los vecinos haitianos están igualmente produciendo cambios radicales en el proceso vital, cultural dominicano hacia el interior de nuestra cultura”. (p. 18)

Veloz Maggiolo rechaza a los intelectuales del Trujillato que construyeron una política racial racista como Andrés Pérez Cabral en su libro La comunidad mulata, que asumía lo mulato como factor degenerativo. Tampoco acepta los planteamientos realizados desde una perspectiva antropológica y sociológica que proclamaban la mulatidad “como parte de un proceso de decadencia biológica”. (p. 75)

Varias festividades y costumbres expresan para éste el sincretismo y el mestizaje cultural. La religiosidad popular junto al carnaval se configuran como elementos claves que evidencian la hibridación que se desarrolló en la parte oriental de la isla.

Un elemento que caracteriza al Caribe es el colorido de sus expresiones culturales. Este colorido, producto del mestizaje y del desarrollo de las festividades tanto católicas y cristianas como africanas como parte de los mitos y de la religiosidad popular, se concreta en las mascaradas, que aunque provenientes originalmente de los países europeos, cambiaron sus fisonomías y formas carnavalescas incorporando la visión de lo criollo, la creatividad como forma de expresión diferente, producto de esa mezcla de valores que incluyen modos de supervivencia, alimentación, formas de vivienda. (p. 69)

Tanto en el discurso de Antonio Benítez, La isla que se repite, texto indispensable para el análisis de la identidad caribeña, como en el de Veloz Maggiolo se evoca al poeta Luis Palés Matos. Al igual que éste, el dominicano alaba la poesía del puertorriqueño, a la que le ve una “coherencia étnica”. Mas que los aspectos danzarios que privilegia el cubano, éste realza la historia de Haití “como imponente razón de la obra de Palés” y su concepto de las Antillas como mulatas.

Al comentar la teoría del martiniquense Edward Glissant sobre la criollización como un proceso universal, se expresa en contra de los puristas al destacar el cambio cultural que se lleva a cabo en la globalización:

Somos hispanos, africanos, algo de indígena vive en nosotros, pero somos ahora chinos, italianos, neoyorquinos, o norteamericanos, y nuevamente hispanos y no se sabe cuántas cosas más. Porque la mezcla cultural, la globalización es una realidad incontrovertible. (pp. 42-43)

Veloz Maggiolo parece aceptar la propuesta de Glissant sobre la idea de relación entre las culturas en la actual globalización.

El más de un millón de cubanos en la Florida, el más de un millón de dominicanos en los Estados Unidos, el notable flujo de los haitianos hacia la vida dominicana, el alto porcentaje de caribeños en el mundo, son ejemplos, decimos nosotros, de un cambio radical en la conformación de lo que antes considerábamos lo criollo. Las migraciones son siempre un elemento conformador de la cultura. (p. 127)

La propuesta de una identidad mulata que hace Marcio Veloz Maggiolo nos ofrece un contenido no excluyente como el de los discursos que presentaban el mestizaje como fruto de la degeneración racial o como una mezcla en la que prevalecía lo blanco al reinvidicarle y colocarle como eje de la historia humana.

Lo cierto es que desde el más profundo pasado el mestizaje ha sido la línea real y viva de la humanidad. Nos hemos mezclado al punto de que somos, a veces, negros por fuera, y otras blancos por dentro. La piel ha pasado a un segundo plano. Sobre los análisis de la actual genética y el origen híbrido del género humano, se seguirá escribiendo largamente. (p. 94)

A pesar de las numerosas críticas a la idea del mestizaje, este texto hace resurgir con fuerza a la fusión de razas como elemento aglutinador de la cultura dominicana, resemantizando aspectos de la vieja ideología del mestizaje que representa Vasconcelos, y elaborando una visión de lo científico que le valida genéticamente. Mientras Vasconcelos buscaba en la evocación de la Atlántida un pasado de prestigio, es decir, en el mundo europeo, este autor lo encuentra en las culturas indígenas para elaborar así un nuevo pensamiento utópico. Si bien no se atienden en su discurso las realidades del prejuicio racial que se expresa de acuerdo con las gradaciones en los tonos de piel, y el influjo de la población negra se restringe de manera folklórica al centrarlo mayormente en la religiosidad, su trabajo adquiere un relieve particular al rechazar las construcciones positivistas presentes en el culto tradicional al mestizaje. Con ello Veloz Maggiolo parece estar de acuerdo con el teórico postcolonial Edward Said, quien señalaba que todas las culturas son híbridas y con el escritor William Ospina, quien afirma que "si a algo le hemos dicho adiós, es a la pureza de sangre", aunque posiblemente sean los versos palesianos de “Mulata Antilla” los que mejor resuenan en este texto.

Bibliografía

Alleyne, Merwin. Race and Ethnicity in the Caribbean and the World. Barbados/Jamaica/Trinidad and Tobago: University of the West Indies Press, 2005.

Andújar, Carlos. Identidad cultural y religiosidad popular. Repúbkica Dominicana: Editorial Letra Gráfica Breve, 2007.

Benítez Rojo, Antonio. La isla que se repite. Barcelona: Editorial Casiopea, 1998.

Cunnin, Elizabeth. Identidades a flor de piel: categorías raciales y mestizaje en Cartagena. Bogotá, Colombia: Instituto Colombiano de Antropología e Historia/ Universidad de Los Andes/Instituto Francés de Estudios Andinos/Observatorio del Caribe Colombiano, 2003.

Duno Gottberg, Luis. Solventando Las diferencias: la ideología del mestizaje en Cuba. Madrid/Frankfurt: Iberoamericana/Vervuert, 2003.

Fox, Iman. La invención de España. Madrid: Cátedra, 1997.

Ospina, William. América mestiza: el país del futuro. Bogotá: Villegas Editores, 2000.

Said, Edward. Representaciones del intelectual. Barcelona/Buenos Aires/México: Paidós, 1996.

Vasconcelos, José. La raza cósmica: misión de la raza iberoamericana. Buenos Aires: Espasa Calpe, 1948.

Veloz Maggiolo, Marcio. Identidad, mestizaje y cultura. República Dominicana: Búho, 2002.

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