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"OTELO... SNIFF"


DRAMATURGIA: CLAUDIO RIVERA

BASADO EN “OTELO” DE WILIAM SHAKESPEARE

CO-DIRECCION: VIENA GONZALEZ Y CLAUDIO RIVERA

 

 

PROLOGO

 

Los odio a todos. Profundamente, pero no soy yo, es mi corazón quien los odia y me duele mucho tener que hacerlo. Vivo en este infierno que ya no es el terrible descenso de los mortales forrado de mortajas de carne sobre carne. Ahora es peor.

Entre estas tinieblas heladas, Desdémona chilla, desconsolada, en un mar de lágrimas. Mientras Otelo, se escurre en un sarcófago fálico. Estas almas terribles, juegan a decapitarse en este enterramiento donde los doce jinetes con su penar de fuego en la boca rezan, “muerte, donde está la muerte” implorando en vano un descanso.

Martillea el piano sobre los huesos, provocando la balada del desquicio, hasta que los cadáveres se estrellan contra una pared sostenida por unos santos podridos que fueron condenados a morir como humanos. Santos como San Miguel, que lucha contra su demonio no con la espada justiciera, sino con la sangre y la pus que expelía cada vez que se retaba a pulverizar cadáveres borrachos. El escenario está listo. Estas tumbas se aplanan como panes de cemento para que surja este pequeño torbellino que vive haciendo maldades sin dar el frente: Yo, suerte de miembro desmembrado del trío Los Panchos con lombrices saliéndoseles por el ombligo y que junto a todos los demás que invito, dormimos unos sobre otros en esta mueca geográfica burlada por el tiempo, donde nunca nada pasa.

Es verdad. Descansamos. Dormimos. O fingimos dormir. El sueño de salir de esta podredumbre o el deseo , que más da. El deseo de que surja una ola de mar que vaya y que venga y que no se detenga y que traiga un barco, lindo, lindo, que nos lleve a todos a la olla dorada y nos saque de este lodo, donde yacemos ciegos devorándonos unos a otros, unos a otros, unos a otros...

 

1 ESCENA LA DIFAMACION

 

YAGO: Les digo que siento por ustedes y por Otelo, odio. odio Profundo. Desprécienme si no es verdad. Grandes personajes, vinieron a pedirle que me hiciera su segundo. Pero él, cegado en su propio orgullo, ha contestado, que tenía ya elegido el oficial que había de servirle. Y saben quién era? Un tal Miguel Casio, un necio para quien ninguna práctica era toda su ciencia militar !. Y yo que combatí ante su vista! (Rabea) Esos son los inconvenientes de este servicio. El ascenso se obtiene por recomendación o afecto, y no como era antiguamente, que el segundo heredaba el puesto del primero. Juzguen ustedes, si en justicia estoy obligado a querer al moro!

 

Pero tranquilos, yo le aparentaba respeto y obediencia, tan sólo para tomar mi desquite. No soy lo que parezco! ( Transición) Todo comenzó cuando me propuse despertar al padre de su amada para encarnizarlo contra el moro. Grité: !Eh! !Brabancio! ! Registre su casa, le han robado! !mire si está en ella su hija! En el momento en que hablo, un morueco negro está topeteando a su oveja blanca ! Despierte! Buen pendejo, o de lo contrario esta noche lo convertirán en abuelo! A lo que aquel cadáver ahogado en ron respondió: ( saliendo del suelo) ¿ Y quién eres tú qué vienes a contarme de robo? Eres un villano! ! Y usted......un senador ! ... Señor, yo acepto completamente la responsabilidad de esta conducta. Pero dígame si es con su consentimiento, que su bella hija, ha ido a entregarse a los brazos groseros de un lascivo moro, extranjero, sin patria y sin hogar?. Al escuchar esto, el hombre se hinchó y reventó como una vejiga blanca llena de orine. Y Gritaba: ¿ Con quién, con el negro dices? ¿Quién quisiera ser padre? Traigan luces

!Luces! !Luces!. ( Gritando) de mi casa nadie sale...

Pónganse cómodos, sean bienvenidos señores! A este panteón único, modelo veneciano, barcaza cargada y cagada, repleta de muertos en vida.

 

2 ESCENA LA BRUJERIA

Otelo yo soy tu hermano, Otelo, yo soy tu amigo, desaparécete, que si te atrapa Brabancio, te va a dar perejil por el hocico. Señor, ten cuidado, que Brabancio viene con malas intenciones. Debieras irte. Recuerda que el Masacre todavía se pasa a pie.

 

Pero él obstinado y terco como siempre, no me hizo caso. Que conste que le dí esta oportunidad.

 

“Déjale que desahogue su enojo. Los servicios que he prestado a la Patria reducirán al silencio sus querellas. Buen señor, guarde su espada brillante. Obedeceré mejor a sus años, que a sus armas”. El del rancio olor a enfado dijo: ! Oh! Tú odioso ladrón! ¿Dónde has escondido a mi hija? Has debido hechizarla. Solo cautiva en cadenas de magia es posible que una virgen tan tierna, se escapara para ir a refugiarse en el seno de un ser tan denegrido como tú, hecho para inspirar temor y no deleite. Te reprendo como corruptor, que ejerce un arte prohibida y fuera de la ley. A Palacio!. ! Oh! Si tales actos pudieran quedar impunes, en breve los esclavos fueran nuestros estadistas.

 

 

3 ESCENA PELIGRO NACIONAL

 

Brabancio vivía obsesionado con la idea de invasión al territorio nacional. Inventaba noticias, especulaba sobre flotas que nadie veía, pero que según él, siempre se dirigían hacia este lado de la isla. Aunque aquello no era real, a él le servía siempre para tomar una decisión en contra de los denegridos, bautizados por él con el mote de “Comeniños”.

 

A esto hay que agregarle que sangraba por la vergüenza de que su hija haya sido engañada descabelladamente, según él, con el auxilio de la brujería. Este era el gran pecado, la prueba de la tan pregonada invasión, y que según el difamador de respuestas falseadas de domingo a domingo, el acusado de tales maniobras anti cristianas era Otelo:

 

“Muy poderosos y respetables señores, es cierto que me he llevado a la hija de este anciano, pero también es cierto que me casé con ella. Este es todo el crimen que he cometido. Esta es la única brujería que he empleado”.

 

En ese momento, llegó la manzana de la discordia, Desdémona, bella por todas partes: “ Mi noble padre, reconozco y declaro deber obediencia al moro, mi marido” .”No hablemos más del asunto, más me hubiera valido adoptar un hijo que engendrar esto. Ocupémonos de los asuntos del Estado”. El ambiente se puso color de hormiga. “Bien. Los comeniños se dirigen hacia este lado de la isla. La opinión, soberana señora de las circunstancias, indica que Otelo es mejor que nadie para salvar la isla”.

 

“ Señores, la tirana costumbre ha hecho de la guerra mi lecho de plumas. Ante las aventuras peligrosas, siento, lo confieso, un ardor natural. Me encargo, pues, de la guerra contra los comeniños”.

 

Entonces preguntaron a la de la húmeda piel y lengua serpentina, “¿Qué qué deseaba?” . “ He amado al moro lo suficiente como para pasar con él mi vida. Si se me deja aquí, como un ave de paz, mientras Otelo marcha a la guerra, se me priva de participar en los ritos de esta religión bélica por la cual le he amado. Déjenme partir con él”. Se retiraban juntos cuando el padre lanzó su último veneno: “ Vela por ella, moro. Ha engañado a su padre y puede engañarte a tí también”.

 

Odio al moro. Profundamente. Recuerden que no soy yo, que es mi corazón sin educación el que me obliga a llevar tan lejos mis maneras. Otelo tiene una buena impresión de mí. Casio es un hombre arrogante...Para conseguir su puesto y dar libre vuelo a mi venganza, haré una doble intriga:...Engañaré los oídos de Otelo, susurrándole que Casio es demasiado familiar con su mujer. Ya está ! Helo aquí engendrado! ! El infierno y la noche sacarán esta monstruosa concepción a la luz del mundo!

 

 

4 ESCENA EL TRIUNFO LA MASACRE

Pero Desdémona no se fue con el de los labios gruesos. El la dejó hambrienta y ella desesperaba por su regreso, para que colmara su falta de sueño. Ella miraba sin ojos, lánguida, bella y sublime. Quien la viera tan poética! Ustedes las mujeres son santas en la iglesia, ángeles en la calle, diablas en la cocina, y se van a la cama para trabajar”. En su falta de sosiego, ella empezó a ocupar mi ingenio. “¿Qué dirías de mí si tuvieras que escribir mi elogio?”

 

Mi musa está de parto y he aquí lo que da a luz: Mujer rubia y con talento, tiene lo que es menester; belleza para el placer, y para el goce, entendimiento” “Lindo elogio. Y si es morena e ingeniosa?”. “ Si es negra y tiene talento, Maña no le ha de faltar, Para un blanco enamorar.” En aquel momento llegó el odiado negro .

 

Y volvió con las mortajas de carne sin derecho a resucitar, obtenidas como trofeos en aquellos cortes donde trabajó sin descanso, en aquella famosa pero olvidada carnicería de comeniños llamada “El Corte del 37” .

 

Otelo: ( A todos) Nuestras guerras han dado fin. Los perros se han tragado a los comeniños. (Fanfarria). Vamos a Palacio. Vamos a celebrar la destrucción de la flota enemiga, nuestra boda y a entregarnos a las fiestas de nuestra inclinación, AY Ay mamacita.

 

Odio a Casio. Profundamente. Recuerden que no soy yo, es mi corazón lleno de rabia el que me empuja a decir cosas que salen desde el fondo de este panteón. Voy a ultrajar a Casio ante los ojos del moro de la manera más grosera. Quiero que el moro me dé las gracias y recompense el haber turbado su reposo y su felicidad hasta volverle loco. El plan está aquí, pero todavía confuso. El verdadero semblante de la bellaquería, no se descubre nunca hasta que ha hecho su obra!

 

 

5 ESCENA LA REPUTACION

Ahora, entre esta bandada de cadáveres, haré que nuestro Casio cometa alguna acción que pueda ofender a la isla. Venga, mi teniente, vamos a celebrar a la salud de Otelo. !Oh!. Una copa tan solo. Insistí. “Lo haré, pero me disgusta”. ( golpea a otro sombrero. Se baten). Y en ese momento llegó el recto de Otelo, descuidando el lecho nupcial. Fíjense que si me hubiera hecho caso, no le hubiera pasado lo que le pasó. No puede negar que es un negro!.

 

“Qué pasa aquí? Alto! ¡ Por pudor cristiano! Honrado Yago tú, que tienes aire de morir de pesar, habla, quién ha comenzado esta riña?” “ Preferiría que se me arrancase la lengua de la boca antes que ofender a Miguel Casio. “Sé, Yago, que tu honradez y tu amistad te inducen a atenuar el hecho, para que pese menos sobre Casio ( A Casio). Te estimo, pero no serás nunca más mi oficial...( Le quita las galeras y sale.)

 

“Reputación, Reputación, mi Reputación!...! He perdido la parte inmortal de mi ser, y lo que me resta es mortal!...!.“ La reputación es un prejuicio inútil y engañoso, que se adquiere a menudo sin mérito y se pierde sin razón. Voy a decirte lo que tienes que hacer. La mujer de nuestro general es ahora el general, pídele ayuda para recuperar tu puesto”. Los ojos le brillaron, ví como Baco salía de su cuerpo, y se despidió de mí. “Adiós, “manito”.

 

Odio a Otelo. Profundamente. Recuerden que no soy yo, que mi es corazón desbocado, el que me empuja a ser tan vil. ¿ Y quién se atrevería a decir que represento el papel de villano, cuando el consejo que doy es honrado y sincero, y el único medio, en verdad, para aplacar al moro? Pues, mientras este honrado imbecil solicite apoyo de Desdémona para reparar su fortuna, y ella abogue en favor suyo, insinuaré en los oídos de Otelo esta pestilencia: que intercede por él, por lujuria del cuerpo. Así extraeré de su propia generosidad la red preservativa que coja a todos en la trampa...

 

 

 

6 ESCENA LA OFRENDA

Llevo a Casio a la boca del lobo, viniendo de los olivos, dándole la mano al enfermo, y levantando a los caídos. Desdémona: ”Ten la seguridad, de que haré a mi esposo y a ti, amigos como antes. Tienes que estar bien seguro de que no te tendrá en reserva sino durante el tiempo que le imponga la política.” “Y él estúpido, que estuvo entrenado por mí dijo: “ Sí, señora; pero esta política puede durar tanto tiempo, nutrirse de pretextos insignificantes, que yo ausente y ocupado, mi general puede olvidar mis afectos y mis servicios”. Y la samaritana le decía: “ No temas eso. Mi Otelo no tendrá nunca reposo: Mezclaré en todas sus ocupaciones la petición de Casio. Así, alégrate, tu solicitador morirá antes que abandonar tu causa.”. Ante la llegada de Otelo, Casio dijo: “He aquí venir a mi señor, me despido, estoy muy incapaz de servir a mis propios asuntos.” y la Santa de Desdémona le dijo: “ Bien, haz como juzgues conveniente. (Sale Casio).

 

 

7 ESCENA LA DUDA

 

¡Ah! no me agrada esto, “¿Qué dices?” “Nada, señor; o si... no se que”, “¿ No es Casio el que acaba de separarse de mi mujer?”, “¿ Casio, señor? No, seguramente; no puedo suponer que se escapara así, como un culpable, al verte llegar”. “Creo que era él” dijo. Eso me excitó lo confieso, pero debía sentarme a esperar, no por mucho madrugar se amanece más temprano. Llegaba Desdémona. Era cuestión de darle tiempo al tiempo. “¡Hola, esposo mío! Acabo de conversar aquí con tu teniente Casio. ¿ Con quién?”. “Con tu teniente Casio!. Si no es un hombre que ha pecado por ignorancia, no sé reconocer un semblante honrado. Te lo suplico, reintégrale en su empleo”. “Ahora, no, dulce Desdémona; otra vez será”. “¿Esta noche, a la hora de cenar...? Por favor, señala el momento; pero que no exceda de tres días. Por mi fe, él esta arrepentido.” “¡Por favor, basta! “¡ Que venga cuando quiera! ¡No he negarte nada! Por tanto, te suplico me otorgues esto: déjame.” Y ella dejó clavadas en él las palabras de la desconfianza “ Lo que desees, soy obediente”. ( Sale)

 

“¡Oh mi señor, cuidado con los celos! Es un monstruo grande de ojos verdes. Vive feliz el cornudo que, cierto de su destino, detesta a su ofensor; pero, ¡Oh, qué condenados minutos cuenta el que duda y sin embargo, ama profundamente!” “¡Que! ¿ Crees que habría de vivir una vida de celos? No Yago. No tengo el menor temor o duda. Cuando dude he de adquirir la prueba y, adquirida, no hay sino lo siguiente: dar en el acto un adiós al amor y a los celos”. Me alegro de eso, pues ahora tendré una razón para mostrarte más francamente la estima y obediencia que te profeso. No hablo aun de pruebas. Vigila a tu esposa, obsérvala bien con Casio. Conozco bien el carácter de las mujeres de nuestro país: dejan ver al cielo las tretas que no se atreven a mostrar a sus maridos. Toda su conciencia estriba no en no hacer, sino en tener oculto”. Pero soy muy de censurar, te pido humildemente perdón por este exceso de cariño. Veo que esto ha confundido un poco tu ánimo”. “Ni una jota, ni una jota.... adiós. Si más adviertes, comunícame más. Déjame, Yago. ( solo) ¿Por qué me habré casado? ¡Este honrado individuo ve y sabe más, mucho más, de lo que cuenta!. Llegó la oportuna de su mujer a cometer el peor de los pecados que una mujer enamorada puede cometer: hartar a un hombre celoso “¡Hola, mi querido Otelo! Tu comida aguarda tu presencia.” . Soy de censurar, me duele aquí, en la frente”. ¿ No te sientes bien?, es de velar sin duda. Déjame que la vende. “Tu pañuelo es demasiado chico. (Aparta el pañuelo, que cae.) Déjalo. Voy contigo”. ( Salen Otelo y Desdémona)

 

 

8 ESCENA LA RECOMPENSA

YAGO: Odio a Otelo. Profundamente. Recuerden que no soy yo, que es mi corazón el que me induce por que está confuso y sin valores, y no fue a la escuela cuando chiquito. Me encanta haber encontrado este pañuelo. Es el primer recuerdo que Desdémona recibió del negro. Seré un buen tipo y fingiré no saber nada de ello. Estaré mudo, estaré sordo, estaré ciego. Penetraré todas las veces que quiera en la habitación de Casio hasta que logré extraviar este pañuelo. Yo no sé nada, sino satisfacer mi fantasía eyaculadora y reguetona. Bagatelas tan ligeras, son para los celosos pruebas tan poderosas como las afirmaciones de la Sagrada Escritura.

 

 

9 ESCENA: LA PRUEBA O LOS CELOS

 

Y ahí viene Otelo, el Destructor, el Grande! Como un auténtico líder de masas, navegando por última vez en su barcaza del olvido. “¡Ah! ...¿Qué sentimiento tenía yo de sus horas de lujuria? . La noche última dormí bien, estaba alegre, no hallaba en su boca los besos de Casio. ¡Adiós a las tropas empenachadas y a las potentes guerras, que hacen de la ambición una virtud! ¡La carrera de Otelo ha dado fin! ” ! Villano, ten por seguro que me probarás que mi amada es una puta, dame la prueba ocular, o más te valiera haber nacido perro que tener que contestar a mi cólera en alerta”. “Bien. Se prudente. Puede que sea todavía honrada. Dime tan solo...¿ No has visto nunca en manos de tu mujer un pañuelo bordado?. “Le di uno semejante, fue mi primer presente”.”Lo ignoraba; pero he visto un pañuelo de esa clase, en poder de Casio, con el que se limpiaba hoy la barba”

 

 

.“!Oh! Por qué no ha de tener el miserable cuarenta mil vidas? Una sola es demasiado pobre para mi venganza!...Mira aquí Yago...!Todo mi amor apasionado lo soplo así al cielo. !Voló!...!Levántate oscura venganza del fondo del infierno! ! Cede, amor, a la tiranía del odio! !Sangre, Yago, Sangre!” -Frase célebre-. (arrodillándose). Sean testigos, de que Yago pone aquí las armas de su inteligencia, de sus manos y de su corazón al servicio del ultrajado Otelo! ! Que mande y por sanguinaria que sea la obra, será para mí un acto de piedad el obedecer! ( Se levantan).

 

Una vez firmado el pacto, nos retiramos para buscar algunos medios de muerte rápida para la linda diablesa, no sin antes, Otelo nombrarme su teniente, y yo jurarle la lealtad, que todos ustedes saben le profeso así que... rompan fila y ...! viva el jefe! (Sale)

 

10 ESCENA EL PAÑUELO

 

Apuesto con cualquiera que la muerte anda suelta, la veo venir. Escondámonos dentro de este santuario a los seres petroces, los espíritus que mejor saben realizar mi maligna obra y observemos a Desdemonita buscando en su desesperación: “Dónde pude haber perdido ese pañuelo? Si mi noble moro no fuera un alma leal, sería esto lo bastante para despertar en él malos pensamientos”.( Recibiéndolo con un abrazo). “Vengamos ahora a nuestra promesa. He enviado decir a Casio que venga a hablar contigo”.“Tengo un catarro que me molesta. Préstame tu pañuelo,” y ella respondió: “ No lo llevo encima”. “ Es una lástima. Ese pañuelo se lo dio a mi madre una maga, devota de la dominadora, hay magia en su tejido, una sibila realizó el bordado en su furor profético y el tinte era de corazones de vírgenes momificadas. Por consiguiente, cuídalo bien.

 

La pobre iba de aquí para allá como una chichigüita en banda, atrapada dentro del ojo de un ciclón que le reclamaba: “Búscame el pañuelo. Mi espíritu recela”, mientras que Desdémona buscaba refugio en el reclamo de Casio “Te lo suplico: Por favor, háblame de Casio. Un hombre que toda su vida ha compartido tus peligros.” “ ¡El pañuelo!” “ ¡El pañuelo!” “ ¡El pañuelo!”, hasta que Otelo azotó por completo su propia resistencia y salió despavorido a devastar la tierra de su conciencia. ( Sale). Desdémona quedó arrasada, damnificada de lo que más podía dolerle a una mujer enamorada: la falta de amor. “ Jamás había visto nada semejante. Me siento muy desgraciada con haber perdido ese pañuelo. Ni en un año ni en dos, se nos muestra un hombre. No son todos más que estómagos, y nosotras tan solo su alimento. Nos comen glotonamente, y cuando están saciados, nos vomitan ( Sale)

 

 

11 ESCENA LA QUEJA

Odio a Casio, esa escuálida figura que no sabía hacerse bien ni el cerquillo del peinado. Ese infeliz encontró el pañuelo, con tan mala suerte que una mujerzuela de las que abastecía de sexo a todo un regimiento en la frontera, se enamoró de él y le reclamaba las ciento sesenta y ocho horas de su ausencia, muy fatigosas para ella de contar. El desgraciado para contentarla y compensarla un poco, le solicitó que le copiara el pañuelo ( lo coloca entre el público), de quien no sabía su proceder, pero que le gustó mucho y quería tener una copia. Finalmente le pidió que se retirara, que esperaba al general y que no era recomendable que lo viera acompañado de una mujer.

 

 

12 ESCENA CONVULSIONES, CONFESIONES Y CONFUSIONES

Llegó la hora de arrastrar a Otelo hacia la fosa de su desgracia. Bastó para ello un ligero empujoncito en su memoria, haciéndola volar como un cuervo en una casa infectada. “Hermano! Y qué dirías si te dijera que le oí decir......Que se había acostado... Con ella. .“...!Confesiones!...!El pañuelo! ¡Que confiese y sea ahorcado por su trabajo!...!. No, que sea ahorcado primero y que confiese después!...!Confesión!...!El pañuelo!...!Oh demonios...( Cae en convulsiones) Aleluya, ¡Opera, medicina mía, opera o gran poder de Dios! ¡Aleluya! ¡ Así se atrapa a los tontos crédulos! Obra espíritu santo! Saban saba, saban saba! Sabán!

 

( Yago en estado de trance y delante de un espectador) ¡Ay!, Casio! Mi señor ha caído en un ataque de epilepsia! ¡ Es su segundo acceso! Tuvo otro ayer! ¡ Nooo, no intentes frotarle las sienes, no aleluya, es el demonio que lo tiene poseído, aleluya, no, déjalo. El letargo debe seguir su curso tranquilo. Esas son pruebas que pone el señor. Déjalo, si no, va a echar espuma por la boca y a estallar en un acceso de locura salvaje. Aleluya! Mira, se mueve! Oh gran poder de Dios. Retírate por algunos momentos. Volverá pronto en sí. ( Sale de Casio y va hacia Otelo)

 

¿ Cómo va eso general? Aleluya, misericordia ¡por el cielo! Permanece tranquilo y óyeme con paciencia. Mientras estabas aquí, desvanecido en tu dolor, vino Casio!, el diablo!, Satán!, Lucifer!, Me las ingenié para combatirle, y le desafié para que volviera a tentarte. Le haré repetir su historia de pecados...decir dónde, cuántas veces, y cuándo ha copulado con tu mujer”. “ ¿ Me escuchas Yago? Verás que soy de lo más prudente en mi paciencia; pero también de lo más sanguinario” “Eso no es falta, hermano, aleluya a Jesucristo glorificado, sin embargo todo a su debido tiempo.¿ Quieres retirarte? ( Otelo se oculta y Yago se acerca a un espectador)

 

“ Cómo te va ahora, ( lo santigua con los tres golpes) “teniente” ? Recupérate de la falta de fe, recupera ese título de soldado del señor cuya ausencia yo sé que te mata, arrepiéntete pecador y solicita ayuda con ahínco a la santa de Desdémona y serás salvo por su misericordia. Pongámonos en oración hermano ( lo pongo de rodillas conmigo) Repudia esa presencia pecadora de la mujer de los soldados, aléjate de esa práctica insana ( tomando los condones), sigue los mandamientos y haz que tu suerte dependa de la intervención del señor en todo momento y verás que pronto serás salvo! ( Saca el pañuelo de detrás del espectador, para que Otelo lo vea) Esa virgen glorificada en verdad te quiere, ofréndale un poco de amor y te lo devolverá con vida eterna aleluya! Eso sí, arrepiéntete pecador arrepiéntete!. ( Sale de donde Casio y regresa a Otelo quien hablará dirigiéndose al espectador).

 

“Veo su nariz, pero no al perro que habré de arrojarla! ¿ Cómo le mataré, Yago? viste el pañuelo?” Era el mío! ¡Quisiera estar nueve años matándola ! -¡Tan linda mujer ! ¡La haré trizas !...Ponerme los cuernos ! ¡Estrangúlala en su lecho por la misericordia del espíritu santo, en ese mismo lecho que ha mancillado, esa pecadora !

 

 

13 ESCENA LA RAMERA

(Entra Desdémona) “ Mi señor, para qué me llamas?” “Por favor, ven acá polluela . Déjame ver tus ojos. Mírame a la cara., quién eres?” “ Soy tu esposa, mi señor, tu honrada y leal esposa”. “¡Vamos, júralo y condénate doblemente ! ¡Jura... que eres honrada ! ‘¡Ojalá nunca hubieras venido al mundo !...!aparta, aparta! Esta rica vitela, este libro tan admirable, se hizo para que se escribiera en cima ´´¡Puta !´´ ´´¡Qué has cometido´´?! ¡Oh, ramera pública !” “Por el Cielo, me estás injuriando !” “Te pido perdón, en ese caso. Te tomé por esa astuta cortesana de que se casó con Otelo. (Sale.)

 

 

14 ESCENA EL ULTIMO PACTO

( Canto de la paz esté con nosotros) Odio a Casio. Profundamente. Recuerden que no soy yo, que es mi corazón que no lo quisieron ni tuvo a mores cuando chiquito. Oigan bien. Si no gozo pronto de la muerte de Desdémona me quitaré de este mundo a traición y acabaré con lo que me reste de mi no vida. Entérense de una vez. No hay remedio más seguro para obtener mis propósitos que eliminar a Casio. Les mostraré tan clara la necesidad de su muerte, que ustedes mismos se sentirán obligados a dársela. Así que manos a la obra! ( Coro de muerte dónde está la muerte)

 

 

15 ESCENA EL BAÑO

( Prepara el baño) Desdémona: “Me escuecen los ojos. ¿Es presagio de lágrimas ? ¡Oh estos hombres, estos hombres !

 

( Al público) ¿Creen ustedes a conciencia, que hay mujeres que ofenden a sus maridos con tan grueso ultraje ? Ya lo creo que las hay, sin duda. Sí. Pero yo creo que cuando las mujeres caen, la falta es de sus maridos, pues o no cumplen con sus deberes y vierten nuestros tesoros en regazos extraños, o estallan en celos mezquinos, y nos pegan y nos reducen.

 

( Ya ataviada luego del baño), tenemos hiel, COÑO y aunque poseamos cierta piedad, no carecemos de espíritu de venganza. RECOÑO. Sepan los maridos que sus mujeres gozan de sentidos como ellos: ven, huelen y tienen paladares. RECOÑON ¿Qué es lo que procuran cuando nos cambian por otras ? ¿Es placer ?. ¿Es afecto ?. ¿Es la fragilidad, que así desbarata ? Creo también que es esto ¿Y es que no tenemos nosotras afectos, deseos de placer y fragilidad como tienen los hombres ? RECOÑONGO Entonces que nos traten bien, COÑASO o sepan que el mal que hacemos son ellos quienes nos lo enseñan. RECONCOÑASO. !

 

 

16 ESCENA EL CUCHILLO DE YAGO

YAGO.- Aquí me escondo. No puedo fallar el golpe. Amable público, vamos a ver morir al pobre Casio. ( Este se muere). Alguien que corra y avise lo que ha ocurrido. ¡Esta noche hago mi suerte, o me destruyo por completo!

 

 

17 ESCENA EL SACRIFICIO

Otelo: “ ¡He ahí la causa, alma mía!... No quiero verter tu sangre, pero debes morir, o engañarás a más hombres. ¡Apaguemos tu luz! ¿Has rezado esta noche, Desdémona?” “Sí, mi señor” “Piensa en tus pecados” “Son amores que te llevo”. “Sí, y por eso vas a morir” “Da una muerte contranatural el que mata porque se le ama”. “¡Silencio, y estate quieta! ¡Aquel pañuelo que tenía yo en tanta estima y que te regalé, lo diste a Casio!” “¡No, por mi vida y por mi alma! Envía a buscar a ese hombre y pregúntale. No te he ofendido jamás. Nunca he amado a Casio. Nunca le di presente alguno” “¡Por el Cielo, vas a hacerme cometer un asesinato, cuando me proponía un sacrificio! ¡Yo le vi el pañuelo!” “¡Oh, destiérrame, mi señor; pero, no me mates!” “¡Abajo, ramera!” “¡Mátame mañana!....... ¡Déjame vivir esta noche!... ¡Media hora tan solo! ¡Sólo el tiempo de recitar una plegaria!” “¡Es demasiado tarde!... (La ahoga )

 

 

18.- ESCENA LA DESTRUCCION

 

YAGO. ( colocando su sombrero encima del altar en señal de triunfo) ¿Qué ocurre? ¡ general!” “Ya la maté!” respondió el perro “¡Oh, negro estúpido! Y o hice el plan del pañuelo, yo dí las puñaladas. ( coloca el pañuelo en el altar) “¿ Semi diablo, Por qué has hechizado así mi alma y mi cuerpo?”

 

( cargando una cruz?) “No me preguntes nada, sabes lo que sabes, a mí no me dirijas la palabra, yo soy un flagelo del alma que no merece ni tu aprecio ni tu mirada.

 

(Saca recordatorios que va entregando al público). No me perdones, no me tengas compasión. No te lo pedí nunca. Yo soy Yago, el que solo sabe trabajar en los zurcos de la muerte, el insensible, el hipócrita que no sabe dar lecciones de vida, el que durante años, te utilizó, para inventar y librar batallas del corazón.

 

Qué es la traición sino un intento desesperado de causar daño, tratando de ser fiel a sí mismo?

 

No me señales. No me dirijas la palabra, yo no merezco disfrutar de las flores cortadas a la memoria. Nunca guardé rencores ni recelos hacia ninguno de ustedes, no sin antes, rechazar ese puritanismo de mierda que ahoga los impulsos más humanos, o es que odiar y envidiar profundamente a un ser que lo tiene todo sin yo tener nada no es humano también? Por qué es que no me entienden coño?

 

Pero alguien tenía que pagar el precio de las renuncias mediocres con sangre de otro, las renuncias a lograr uno de los imposibles humanos más absurdos: el sentirse comprometido con la causa de amar al prójimo por sobre todas las cosas. ¡ mentira! Vulgar mentira! Que obliga a tener las amarguras guardadas. Pero no más, yo no miento más , yo odio profundamente al género humano. Seré el villano que teje la trama y destruye con un coño de impotencia entre de los altares del bien y el mal, todo el proyecto ridículo de la vida.

 

Soy Yago, la máscara de sus vergüenzas, la exhibición de sus vísceras más repugnantes, sin presupuesto moral y hasta sin rencores. No será la primera vez .Voy a seguir llenando este cementerio de cabezas sin fuerzas para defender sus propias obsesiones.. No hay remedio. Nadie me detendrá. Esta es mi primera destrucción.

FIN