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LA INTERMEDIACIÓN Y EL DESARROLLO

Arq. Omar Rancier

La sociedad se ha modelado a través de la historia con la ayuda de instancias intermedias que acercan entre sí a los diferentes actores, sean estos pertenecientes a sectores de control social, económico, político o espiritual.

Son especies de estructuras disipadoras que inducen orden frente a la tendencia entrópica natural que tiende hacia el desorden en todos los fénomenos, inclusive los sociales y económicos.

La humanidad ha invertido grandes esfuerzos en organizar su entorno y las relaciones sociales que se dan en él de manera de hacerlo productivo, y entre esos esfuerzos se encuentran las estructuras o instancias de intermediación.

Estas son unas estructuras intermedias que ponen en contacto las ofertas con las demandas de los grupos humanos, al mismo tiempo que organizan y amortiguan las relaciones sociales que generan la satisfacción de esas demandas.

Quizás las estructuras de intermediación mas evidentes son las que han desarrollado determinados sectores con la finalidad de “organizar” los intercambios económicos : las estructuras de intermediación financieras, constituidas principalmente por los llamados bancos comerciales.

Las relaciones económicas primaria se dieron por intercambio de productos sin intermediación entre el que oferta y el que demanda, sin embargo cuando se pasa de las sociedades nómadas a las sedentarias y se comienza a dar la acumulación de riquezas y productos en manos de los más fuertes se comienzan a desarrollar estructuras de intermediación financiera que a los costos normales de producción de bienes y servicios le comienzan a añadir unos gastos de intermediación que encarecen los productos y aumentan las riquezas de los más fuertes y construye un grupo de poder real sobre toda la sociedad.

Esta situación fue incrementándose hasta llegar a su cenit en esta sociedad neo-capitalista que ha llevado al extremo los mecanismos de intermediación económica al punto que el poder real sobre una sociedad se posee a través de la posesión de estos mecanismos financieros, incluyendo el poder político.

En relación a la detentación del poder político las sociedades a partir de la revolución francesa han delegado las actuaciones políticas a otra estructura de intermediación, esta vez entre ese poder político y la sociedad,

En las sociedades contemporáneas definidas como “democráticas” la única opción de acceder al poder político es perteneciendo a una de esas estructuras de intermediación que conocemos com “partidos políticos”, cualquier otra opción es descartada por una sociedad dominada por estos clanes de poder, clanes que responden a los intereses financieros de los grupos de poder y no a los intereses de la sociedad como un todo.

Las estructuras de intermediación han invadido, incluso, las aspiraciones espirituales de los hombres y las mujeres que viven este “valle de lágrimas”.

La comunicación con Dios sólo es posible ha través de la bendición de grupos religiosos: las iglesias, ya sean estas católicas, protestantes, budista o musulmanas.

En la iglesia católica, por ejemplo, la absolución de los pecados se obtiene a través de la confesión y la purificación a través de la comunión que imparte un intermediario: el sacerdote, que establece con este vínculo una relación de dominio con relación a la feligresía.

Otra de las instituciones que sirven de intermediarias es la Justicia y las leyes.

Según el humorista argentino Enrique Pinti, hablando sobre el Derecho Romano “base de toda la jurisprudencia occidental”:

“ antes las leyes eran expeditivas: si te robabas una gallina te cortaban los huevos, después que apareció el derecho con toda su sofisticación: que el apartado, que el inciso, que habeas corpus, que depende de que huevo de que gallina de que gallinero se había robado, al final le cortan los huevos al dueño de la gallina y el ladrón montaba un criadero con los huevos robados, total hasta que salía la sentencia…!”

Nada mejor que este “gap” humorístico para entender la realidad de una justicia que es solo ciega cuando se roban una gallina y tuerta frente a los desmanes millonarios de los ladrones de cuello blanco.

Visto así rápidamente parece ser que las intermediaciones se han construido sobre la base del control social, del enriquecimiento y consolidación de los sectores financieros y el control religioso.

El desarrollo de la humanidad ha estado dirigido sobre los vectores de la intermediación y estos se han dirigido más a acentuar las disparidades sociales y el control social a favor de los controladores de estos vectores que a fortalecer un desarrollo integral y equitativo de la humanidad.

La pregunta es :

¿Han servido para desarrollar la sociedad estas estructuras de intermediación, O sólo han servido para construir una estructura de dominación de unos sectores (el financiero, el político, el religioso y el legislativo) sobre el resto de la sociedad?

Otra pregunta: ¿Es posible vivir en una sociedad organizada sin estas estructuras?

La respuesta mas probable es que difícilmente podríamos vivir sin unas estructuras de intermediación que pongan en contacto las demandas con las ofertas en el actual estado de cosas. Sin embargo es posible construir unas estructuras de intermediación más justas si somos capaces de centrar nuestros esfuerzos en nuestras propias necesidades y que los demandantes de servicios no se dejen llevar por las promociones que nos hablan de la vivir como los ricos, ir al paraíso o al infierno o caer preso e ir a la cárcel injustificadamente, si no consumimos determinados productos o nos comportamos de determinada manera.

Quizás el mejor ejemplo de este control es la manera en la cual los estándares morales de la sociedad han ido cambiando en la medida que los antiguos pecados se vulgarizan y convierten en mercancías.

José Ortega y Gasset en “ La Rebelión de las Masas” escribió allá por los albores del siglo XX: “Lo característico del momento es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho de la vulgaridad y lo impone dondequiera” Nada mas premonitorio para explicar la comercialización de la vulgaridad que vivimos en todas las manifestaciones de la sociedad: música, literatura, prensa…

Ciertamente la intermediación como estructura de organización social ha ayudado a que el hombre avance en su desarrollo, pero lo hecho a un precio muy alto que supone la pérdida de la libertad y el entronizamiento de una libertad mediatizada que sólo beneficia a algunos sectores y a algunos países dominados por unas estructuras intermediarias que construyen enemigos a la medida: el comunismo, el narcotráfico o el terrorismo fundamentalista.

Quizás ciertamente no podremos prescindir de estas estructuras de intermediación, pero si Fukoyama tuvo la osadía de decretar el fin de la historia y con ella el fin de las ideologías ¿Por qué no nos atrevemos a decretar el fin de estos tipos de intermediación y la creación de otras más justas?