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EL OCASO DEL SISTEMA DE PARTIDOS POLÍTICOS DESDE 1978

Pedro Catrain

 

“Siento una pizca de tristeza y nostalgia por un mundo que ya no existe, la democracia sobrevive pero parece que no respira bien. O bien: el cuerpo se embellece formalmente pero no es la democracia sana que lo sostiene”. Ralf Dahrendorf.

 

1. El Nuevo Curso de los Partidos Políticos Dominicanos Después de la Desaparición de los liderazgos Dominicanos.

 

Con la Transición democrática de 1978 se produce una transformación importante en el sistema político que se manifiestan en cambios significativos en la forma del Estado, para el caso que analizaremos nos interesa resaltar la emergencia del sistema electoral y la conformación de un nuevo sistema de partidos políticos. Desde esa fecha se han celebrado diez procesos electorales, permitiendo el desarrollo de un sistema de partidos políticos competitivos, en ese período experimentan transformaciones notables, con características muy particulares, evidenciándose la consolidación de una democracia electoral, pero cada vez más se experimenta una baja calidad institucional y una falta de representatividad de los partidos políticos, estos signos podrían resumirse en las siguientes modalidades:

•  Conformación de una partitocracia. En el período 1978-2002, los tres partidos principales del sistema controlan el 93% de los votos de la población dominicana, lo que le ha permitido repartirse las principales instituciones del Estado, como son: Poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Junta Central Electoral, Liga Municipal Dominicana, Ayuntamientos. Este control de las principales instituciones del Estado les ha facilitado a los partidos desarrollar una amplia clientela política, su consolidación ha afectado profundamente el desarrollo de una institucionalidad democrática. Se produce de este modo una especie de reparto del Estado entre los tres grandes partidos, a través de un sistema de componendas, acuerdos y conciliábulos por debajo de la mesa, donde el consenso sustituye muchas veces la legalidad, y donde la dinámica contradictoria gobierno-oposición se diluye dentro de una especie de acuerdo implícito, desapareciendo la oposición política como un elemento critico del poder y sumamente sano para el ejercicio de la democracia. Este fenómeno se experimenta con mayor vigor sobre todo a partir de 1994, con el llamado “pacto por la democracia”, en el cual adquiere mayor cuerpo y determinación la “partitocracia”dentro de nuestro sistema político. Se consolida un régimen de mayorías cambiantes, que venia conformándose desde 1978. El PRD que obtuvo una el 52% de los votos en 1990 disminuyo casi un 50%, alcanzando solo el 23% de los votos de ese año, El PLD, incremento su votación en un 45.7% de 1978 a 1994, pasando de un 18% a un 47% dentro del periodo 1978-1994 y el Partido Reformista de un 42.% de votos en 1978 bajo a un 24.60 % en las elecciones del 2000.

•  Un Marcado proceso de exclusión de las minorías políticas, impidiendo el desarrollo de alternativas políticas nuevas, ya sean estas de “derecha”o de “izquierda”. Dentro de esta dinámica se observa un proceso de extinción gradual de la izquierda con capacidad de competir en los procesos electorales. Esta marcada exclusión de las minorías políticas ha conformado una democracia cerrada donde la legitimidad se conforma únicamente a través de la mayoría, revelándose así un déficit profundo de nuestra democracia, porque la democracia se mide por la capacidad del ejercicio que tengan las minorías, para que pueda experimentarse una adecuada circulación política donde la mayoría de hoy se convierta en minoría y que la minoría pueda a su vez desarrollarse en mayoría.

•  Decrecimiento de los liderazgos tradicionales como fuente principal de la legitimidad política, que viene a ser remplazado por un amplio sistema de clientelas que se nutren de los recursos del Estado, potenciando liderazgos regionales y partidarios, que permitirán la transición de los liderazgos tradicionales hacia nuevos dirigentes políticos y que dan paso a cambios significativos en los tres partidos mayoritarios. La consumación de este momento se expresa de forma notoria, cuando Bosch y Balaguer reconociendo de este modo que su ciclo político esta llegando a su terminó, deciden entregar el poder a Leonel Fernández para impedir que Peña Gómez asumiera la Presidencia de la República. El sistema de doble vuelta recién establecido resultó sumamente funcional, consolidando un sistema de componendas, que conforma un sistema de partidos donde la política será secuestrada del ámbito de las mayorías.

•  Transformación de la naturaleza de los partidos políticos que se manifiesta en la perdida del carácter ideológico de estos, el PLD se aparta de su radicalismo de izquierda, al mismo tiempo que conserva su esquema autoritario y centralizado de su concepción leninista, permitiendo que el nuevo liderazgo de Leonel Fernández se apoderare con facilidad del aparato del partido, el partido morado se vuelve eminente pragmático y electoralista, bajo el lema de “todos los votos son buenos no importan de donde vengan”. El PRD también comienza a presentar cambios significativos, donde su naturaleza ideológica ira desapareciendo, experimentándose un proceso de recomposición interna que permitirá la emergencia del fraccionalismo, ante ausencia del liderazgo unificador de Peña Gómez, sepultando principios tradicionales básicos del partido blanco como fue la no-reelección.

El signo más relevante de este proceso se expresa en la homogenización donde los tres partidos mayoritarios que han terminado pareciéndose entre sí, aunque la lucha por el reparto del botín del Estado pueda adquirir formas diferentes, cuando estos asumen el poder.

•  Este fenómeno afecto profundamente la democracia, donde la posibilidad de elegir entre ofertas políticamente enfrentadas y diferentes, comienza a desaparecer, dando al traste con la naturaleza propia del carácter competitivo de la democracia, por lo que la abstención electoral comienza a presentar signos preocupantes. Como revelan los resultados de la III Encuesta de cultura política y democracia “El número de electores dispuestos a votar se reduce considerablemente durante los siete años que transcurren entre las tres encuestas. Mientras para las elecciones de 1994 un 88% de la ciudadanía declaró que pensaba votar, este porcentaje se reduce a un 75% para las elecciones congresuales y municipales de 1998 y, frente a los próximos comicios de 2002, según la ultima encuesta, tiene intención de votar solo el 65% “ .

•  Conjuntamente con el proceso de concentración de la política en los tres grandes partidos, se produce una recomposición de los grupos económicos fundamentales con una marcada monopolización que da lugar a una fusión del capital financiero con los medios de comunicación. Esta situación llega al extremo que el 90% de los medios de comunicación pertenece a tres de grupos económicos, de este modo disminuye la calidad de la opinión pública como mecanismo de formación de un campo de debates y de ideas plurales, el caso más sintomático lo constituyo el Listín Diario en las elecciones del 2000 donde se evidencio una notable parcialización a favor del candidato del PLD. Este fenómeno se ha acentuado aun más en el actual gobierno del Presidente Mejía quien ha establecido un nivel de articulaciones personales que oscilan desde de un sistema de favores al insultó a periodistas y directores de medios de comunicación, produciéndose una opinión pública domesticada que no ejerce su necesaria función critica frente al gobierno. La democracia para que no pierda su esencia, necesita que los procesos electorales se produzcan dentro de un espacio de conocimiento, información y circulación de todos los datos públicos y privados que permitan al ciudadano una elección efectiva, como señala Flores d'Arcais: “La circulación de los conocimientos y de las informaciones también es fundamental para el ejercicio de otro derecho democrático irrenunciable, el control de los elegidos” . Dentro de este contexto los partidos políticos han perdido mucha autonomía frente a los grupos económicos. Ahora estos grupos no necesitan tener un partido propio sino que los tres grandes partidos se encuentran subordinados a los grupos económicos.

•  El impacto de los medios de comunicación en la política ha vaciado notablemente su contenido, disminuyendo la calidad de las propuestas y haciendo de la política un verdadero espectáculo más que un campo para la participación y el debate sobre las cuestiones fundamentales de nuestra sociedad. Desde las elecciones del 1998 al 2002 han estado ausente las propuestas de los partidos sobre los temas fundamentales de la sociedad dominicana. La estridencia, la vulgaridad y el espectáculo han sido los elementos que marcan los nuevos derroteros de la propaganda política. Se evidencia de este modo que los partidos cada vez más dejan de ser mediaciones eficaces, no representan a nada, ni a nadie, en la esfera pública, porque representan únicamente sus intereses, sólo se representan si mismos, para su propia subsistencia, produciéndose una forma de privatización de la representación política dominada por los intereses particulares de la clase política.

•  No obstante estas patologías en el funcionamiento de los canales de mediación entre la sociedad y el Estado que afecta profundamente la representación política, marcada por una oligarquización, una personalización y un deterioro profundo de los partidos, de ningún modo puede plantearse que el colapso de estos se produciría en términos inmediatos, más que por una expresión de vitalidad de las organizaciones políticas, su reproducción se mantiene por varios factores, entre los que cabria destacar: la debilidad de la sociedad dominicana en su conjunto, que no ha sido capaz de generar nuevas alternativas ni desde perspectiva conservadora, ni mucho menos desde la izquierda ;

El peso del sistema de clientelas que han establecido los partidos con los diversos grupos de la sociedad ha bloqueado la emergencia de “ outsiders”, que se presenten como salvadores de la sociedad frente al deterioro profundo de los partidos políticos como ha sido el caso de Perú y Venezuela; No se ha experimentado un protagonismo de las ONG, que pueda trascender el campo de lo meramente coyuntural, por que los movimientos sociales no han podido escapar del fraccionamiento que los caracteriza ( como son los movimientos que tienen su base en problemas, barriales, femeninos, sexuales, ecológicos, etc.) Los partidos aunque no representan hoy grandes intereses sociales, siguen siendo los amos del espacio público. La ausencia de una activismo ciudadano capaz de presionar para que los partidos cumplan con su función de mediación política refiriere que conjuntamente con la “crisis de los partidos” coexiste una “fatiga civil”, donde el equilibrio del sistema político se sostiene por la existencia de un sistema de partidos débiles y una sociedad también débil.

 

2.Personalización y Crisis Institucional.

 

El próximo proceso electoral se encuentra enmarcado dentro de una crisis profunda la cual atraviesa todas las esferas de la vida pública: poder ejecutivo, judicial, legislativo, municipal, corrupción sin limites, crisis económica y energética. No obstante la magnitud de la crisis contradictoriamente se presenta una voluntad política decidida y avasalladora personalizada en la reelección del Presidente Hipólito Mejía, sin aceptación popular, no alcanza más de un 10% de las preferencias del electorado. Este vació de popularidad de la reelección y la firme voluntad política que exhibe el Presidente mantienen en tensión a toda la sociedad dominicana. La simple frase frente al cuestionamiento de la baja aceptación de la candidatura presidencial de “que nos vemos el 16 de mayo”, infunde un profundo temor a toda la sociedad, por la posibilidad que ese déficit de popularidad acompañado una voluntad política que se muestra prepotente y decidida- como ignorando la realidad política -proyectan un panorama sombrío que lleva a la posibilidad de que se pueda trastocar el orden democrático y perpetuarse en el poder el actual gobernante más allá del 16 de mayo.

Para nadie es un secreto de que el actual Presidente no tiene un discurso intelectual, ni que goza de popularidad ni mucho menos propuesta alguna, pero de ninguna manera podemos subestimar que la combinación de autoritarismo con la capacidad de maniobra política para lograr resultados políticos utilizando cualquier medio, revela un pragmatismo efectivo con resultados inmediatos, que crean fuertes tensiones y al mismo tiempo neutralizan e infunden temor, desmovilizando y neutralizando los sujetos políticos que le son adversos.

En ese contexto se logro neutralizar el Partido Reformista como una fuerza política conservadora importante, con la posibilidad incluso de que en cualquier momento se produzca su división; el poder judicial se encuentra afectado por la permanente incertidumbre institucional bajo la amenaza de sustituir su Presidente y poner en retiro otros jueces de la Suprema Corte de Justicia, el Partido de la Liberación Dominicana se ha visto imposibilitado de ejercer su papel como el principal partido de oposición, bajo la amenaza constante de poner en movimiento la acción pública por los actos de corrupción cometidos en su anterior gobierno, sin descartarse el sometimiento a la justicia a su principal dirigente y otros miembros importantes del PLD. Las Fuerzas Armadas se encuentran insertadas dentro del sistema clientelista del Presidente donde la lealtad militar se confunde con la lealtad personal a través de un amplio sistema de prebendas. Más grave aun es el brazo extendido del PPH sobre la Junta Central Electoral, donde la influencia de ese grupo se exhibe sin ningún escrúpulo, lo que conjuntamente con la ineficiencia, la falta de transparencia y la incapacidad en esa institución crean serias y fuertes dudas sobre las próximas elecciones.

Uno de los aspectos donde la política del Presidente ha mostrado una gran habilidad es en la recomposición de los principales grupos económicos, en estos últimos tres años, se han eliminando importantes familias económicamente poderosas, para beneficiar otras, las cuales de seguro pagaran ese favor sirviendo de soporte económico y político para la reelección presidencial. La potenciación de estas pugnas entre los diversos grupos económicos ha sido beneficiosa permitiendo captar importantes recursos económicos y sobre todo de poner en manos del PPH una impresionante cadena de medios de comunicación que están siendo utilizados sin ningún tipo de cortapisas para potenciar una imagen política en favor de la reelección presidencial. Como muy bien ha señalado Umberto Eco la Dictadura contemporánea no se ejerce a través de la represión física, sino fundamentalmente por medio del control de los medios de comunicación, desinformando a la población, reflexión esta que muy bien pudiera servir para pensar hacia donde puede ir nuestra sociedad si las actuales circunstancias se mantienen.

La consecuencia más inmediata de nuestro actual panorama político es la incapacidad de la sociedad dominicana de crear alternativas, se observa una profunda fatiga civil, un repliegue en lo privado, aunque existe un gran descontento colectivo frente a la situación actual esta modalidad no produce sujetos políticos con capacidad de conformar una propuesta alternativa. En definitiva lo que se proyecta es una sombra difusa sobre todo el escenario político, que podría profundizarse después de la actual efervescencia y frivolidad electoral en que nos encontramos inmersos actualmente. Las perspectivas políticas no se proyectan más allá de un simple cambio de gobierno, sin pensar en una búsqueda real de soluciones a los actuales y graves problemas políticos, institucionales y económicos que nos sacuden.

 

3. NECESIDAD DE UN PACTO PARA LA GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA.

 

Si las próximas elecciones se desarrollan con normalidad todo parece indicar que el virtual ganador seria Leonel Fernández. Este candidato no cuenta con mayoría propia construida sobre la base de un verdadero tejido social y político, mas bien seria favorecido por el voto de castigo al actual gobierno de un amplio sector del electorado, que lo sitúa actualmente en más de un 60 % como revelan las encuestas de opinión.

La estrategia de Leonel Fernández, ha estado desprovista de todo contenido, se ha fundamentado en dos elementos: el primero se ha concentrado en proyectar su propaganda electoral, en el hecho de que cuando este fue presidente lo hizo mejor. Lo cual no dice nada porque mejor que este Presidente lo podría hacer cualquiera. El otro argumento de la propaganda del candidato del PLD se basa en que con la llegada al poder de este traerá consigo de inmediato el progreso, lo que es un argumento desprovisto de toda sustancialidad, debido a que las posibilidades de progreso en la sociedad dominicana dependen por un lado de los factores de la economía internacional, pero sobre todo la idea de progreso implica cambios profundos en el orden social, económico y político existente, y Leonel Fernández ha construido toda su imagen sobre la base de proyectarse como un político conservador, heredero de la tradición balaguerista, que cuando fue Presidente no introdujo ningún cambio importante en la sociedad dominicana, sino más bien reprodujo los modelos anteriores.

La estrategia de Leonel Fernández, carece de propuestas, lo que busca es permitirle llegar al poder- lo cual es muy probable que lo logre -, pero este contara con una mayoría volátil, precaria que si bien le facilita no tener ataduras sociales y políticas para gobernar sin compromisos, puede conducirnos a un espejismo peligroso, que podría llevarnos a una fuerte crisis de gobernabilidad por los controles que tiene el PRD en el actual congreso y los que podría establecer en el poder judicial conformando una Suprema Corte con una nueva mayoría controlada por este, entre el periodo de transición entre el 16 de mayo y el 16 de agosto, fecha en que debe entregar el poder, lo cual no seria nada difícil debido a que actualmente tiene el control del Consejo Nacional de la Magistratura.

El estado de la composición actual de los partidos políticos y de la correlación de fuerzas en el Estado, nos indican que si realmente queremos buscar soluciones reales a la magnitud y la profundidad de la actual crisis que nos afecta debemos desarrollar un horizonte que vaya más allá de un simple cambio de gobierno en las próximas elecciones. No solo existe la amenaza de la ruptura del orden democrático si el Presidente logra imponer su voluntad en unas elecciones no transparentes, sino que un cambio de gobierno no representa de por sí una garantía para la gobernabilidad democrática.

Frente al hecho de que la única posibilidad de impedir la reelección presidencial se expresa en la posibilidad de que triunfe el PLD en las próximas elecciones, pero que este partido solo no podrá garantizar una efectiva estabilidad se hace necesario un Pacto por la Gobernabilidad democrática, donde Leonel Fernández se comprometa a realizar cambios profundos en el orden político, ético y económico. Rompiendo con la tradición cerrada y autoritaria del PLD, abriéndolo hacia la sociedad civil, ofreciendo un gobierno donde está tenga una participación real en las principales decisiones para recomponer el espacio público desde una perspectiva ética e institucional. . Con propuestas concretas para que esa cambio se haga efectivo, como la prohibición de la reelección presidencial, una ley de concurso para la contratación de las obras del Estado, una ley de inversiones públicas que no permita que ningún presidente pueda desviar los fondos públicos hacia obras que no tienen ningún impacto en el desarrollo económico, una ley que garantice la autonomía del ministerio público para que la corrupción política pueda ser eliminada efectivamente, una reforma del poder judicial donde se modifique la actual composición de Consejo de la Magistratura para que deje de ser un organismo controlado por los Partidos políticos. Implementación de normas que no permitan que los grupos económicos controlen los medios de comunicación, para que estos medios puedan ser efectivamente guardianes de la libertad y garantes de una opinión pública abierta y plural, establecer mecanismos de control a los ayuntamientos para que el 17% de presupuesto nacional que reciben no vaya a los bolsillos de los políticos corruptos. La enumeración de estas propuestas de ningún modo pretende ser exhaustiva, lo que pretendemos resaltar es que no habrá cambios reales en la sociedad dominicana si no hay sujetos que los potencien y sobre todo sino se logra restablecer la confianza en el sistema político. Estos resultado solo podrían alcanzarse si logramos trascender el permanente espectáculo de la trivialidad, la persistencia en las mismas practicas y los rituales de siempre, abriendo paso a una política marcada por una recomposición del poder donde todo funcionario público tenga controles reales y este obligado a rendir cuentas, donde ningún presidente pueda apelar a esa concepción primitiva de que el poder es para ejercerlo, porque en la democracia los presidentes no tienen poderes absolutos, sino que son simples mandatarios, su poder depende de la sociedad que los ha elegido.

Lo que quiero resaltar finalmente es que todo esto no podrá realizase recurriendo a los mecanismos tradicionales y mucho menos a búsqueda ningún salvador en las actuales elecciones para salir del paso en la presente coyuntura. La gravedad del momento requiere de una fuerte voluntad colectiva con capacidad de imponer un cambio profundo que garantice nuestra estabilidad política a mediano y largo plazo, para que la frágil democracia dominicana no perezca ante ninguna aventura autoritaria.

Duarte Isis y Brea Ramonina, Resultados de la III Encuesta de Cultura Política y Democracia (DEMOS-2001), Santo Domingo, febrero 2002

Flores d'Arcais , El Individuo Libertario, Pag.90,Editorial Seix Barral, España