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Una carta del arz. Nouel al ministro norteamericano sobre las torturas de la Ocupación

Introducción y notas de Vetilio Alfau Durán

 

Durante el largo periodo de la ocupación militar del territorio nacional de la República Dominicana por tropas de infantería de marina de los Estados Unidos de Norte América, o sea de mayo de 1916 a julio de 1924, la figura del Arzobispo Nouel se destacó gallardamente como la del más notable de los dominicanos. Sus serios, perseverantes y fecundos esfuerzos, eminentemente nacionalistas, desprovistos de ropaje demagógico y ajenos a todo bastardo interés político, lo levantaron en el concepto de sus compatriotas a la más eminente altura. Es verdad que estaba acaudalado de singulares merecimientos y era el único hijo del Nuevo Mundo que había señoreado, al mismo tiempo, la Jefatura de la Iglesia y la Jefatura del Estado, aunando en sus manos los atributos del poder político y de la potestad espiritual como Presidente de la República y como Arzobispo Arquidiocesano de todo el territorio nacional. Había investido también la representación de la Santa Sede, como Delegado Apostólico de las Antillas, lo que colocaba en su báculo la precedencia en el episcopado de las islas. Triborlado de la pontificia Universidad Gregoriana de Roma, su sólida ilustración desdeñaba el afán publicitario. Su famosa CARTA CONFIDENCIAL del 29 de diciembre de 1919 al Ministro americano Russell, que tan importante participación había tenido en los inicios de la Intervención, es la voz más clara que vibró durante aquel ominoso período; fue a manera de una estrella fulgurante que rasgó las sombras de aquella larga y dolorosa noche. Sirvió de credencial a la misión patriótica que encabezó el doctor Federico Henríquez y Carvajal por los pueblos hermanos de la América del Sur, pues no solamente sus párrafos "puntualizan hechos y denuncias concluyentes" como señaló el Maestro en la conferencia que dictó en Buenos Aires, sino que constituye el "documento decisivo que ha dado la vuelta al mundo." (NACIONALISMO, por Fed. Henríquez y Carvajal. Imprenta de J. R. Vda. García, S. D. 1925, página 212). Enviada por su destinatario a la Casa Blanca causó fuerte conmoción en los altos círculos de Washington, y abrió cauce a la cuestión dominicana que evocó al fin en la decorosa y acertada solución del Plan Peynado. Se publicó por primera vez en la capital del Orbe católico, bajo la sombra protectora de la Silla Apostólica, cuando ya había surtido el efecto deseado en el Departamento de Estado. La trascendencia de este realmente "documento decisivo", la página más resonante del nacionalismo dominicano durante aquella brega de ocho años, escapa a toda ponderación. Por eso, con sinceros propósitos de edificación moral y cívica, como una contribución documental al acervo de aquel importante período de nuestra Historia, tan desconocido, tan carente de fuentes bibliográficas y de limpia información, nos permitimos reproducirla.

 

Santo Domingo, R.D.

29 de Diciembre 1919

 

Señor W. W. Russell,

Ministro de los E. E. Unidos

Ciudad.

 

Honorable Señor,

 

Desea Ud. conocer mis impresiones acerca del estado general del país. Creo no equivocarme al asegurarle a Ud. que su estado general es próspero. El trabajo individual es intenso. Al cultivo de la tierra ha respondido pródiga la naturaleza con buenas cosechas; el alto precio que para nuestros frutos se ha mantenido en el exterior ha sido causa de que los agricultores se hayan repuesto de los perjuicios sufridos en años anteriores. La paz reina en todo el país: el pueblo desea mantenerla y aprovecharla; pero ese pueblo comienza ya a creer que no le será posible continuar indefinidamente en un estado de cosas en el cual no puede disponer libremente de su trabajo y por consiguiente teme caer a la larga en un estado de verdadera esclavitud.

El pueblo ha sufrido, si no conforme, al menos resignado, el sonrojo y el peso de una intervención. Ha sufrido sentencias prevostales en asuntos completamente civiles, cuando según la proclama del Almirante Knapp ese tribunal, no debía conocer si no de asuntos militares. Ha sufrido sentencias de un Tribunal (el de reclamaciones) que falla soberanamente sin derecho alguno a la apelación. (1)

El pueblo reconoce la necesidad de pagar impuestos directos sobre la propiedad territorial; pero no puede conformarse con algunos preceptos injustos de una ley casi incomprensible por lo compleja y de dificilísima aplicación en la práctica.

El pueblo ha soportado pacientemente que, desde hace varios años, una parte de los seis millones de pesos que se le obligó a contratar cuando se celebró la convención, dizque para fomentar sus riquezas, se haya invertido en sueldos lujosísimos de empleados y directores. La Oficina de Obras Públicas es considerada por el pueblo como una verdadera válvula de escape por donde se ha ido y se va gran parte del dinero del pueblo destinado a caminos, puentes, etc. Esa oficina según tengo entendido se instituyó porque se creyó que en Santo Domingo, ni había profesionales aptos para dirigir los trabajos ni hombres honrados para la administración de los fondos; pero en la práctica ha resultado que la actual dirección científica de Obras Públicas tiene menos capacidad técnica que cualquiera de nuestros maestros de obras, y la administración de los fondos corre tanto o mayor peligro, como si estuviera en manos de algunos de nuestros especuladores. Y ese estado de cosas se mantiene, según las versiones que corren, porque el sistema de recompensas por servicios prestados en la política interior eleccionaria allá en los Estados Unidos, dizque así lo exige.(2)

El pueblo ha soportado por espacio de tres años una censura para la Prensa, no solamente humillante y despectiva, sino también ridícula y pueril. Yo recuerdo haber visto un articulo científico observado por un censor, con su sello y firma, prohibiendo su publicación porque el autor de dicho artículo decía: "Kant, el gran pensador alemán, padre de la filosofía moderna, no puede considerarse inferior a Aristóteles ni a Platón, etc.". La guerra había estallado ya contra Alemania y aquel infeliz censor creyó tal vez que el elogio tributado al gran filósofo alemán podría causar la derrota de los ejércitos aliados.(3)

Un sacerdote español, de conducta ejemplar, que desempeñaba la cura de almas en Sánchez, fue reducido a prisión, incomunicado y encerrado en Samaná en inmundo calabozo, en donde permaneció cerca de seis meses, por el solo hecho de haber elogiado en una discusión de sobremesa, en el hotel donde se hospedaba, y mucho antes de entrar los Estados Unidos en la guerra, el valor y la organización del ejército alemán.(4)

El pueblo dominicano es verdad que en sus conmociones políticas presenció más de una vez injustas persecuciones, atropellos a los derechos individuales, sumarios fusilamientos, etc...; pero jamás supo del tormento del agua, de la cremación de mujeres y niños, del tortor de la soga, de la caza de hombres en las sabanas como si fueran animales salvajes, ni del arrastro de un anciano septuagenario a la cola de un caballo a plena luz meridiana en la plaza de Hato Mayor. (5)

Nosotros, no lo niego, conocíamos el fraude en los negocios y el robo al detalle de los fondos públicos; pero con la ayuda y las lecciones de varios extranjeros, nos perfeccionamos en el arte del engaño y en las dilapidaciones al por mayor.

Un Cónsul americano, allá por el año 1887, nos enseñó a cargar barcos de leña inservible como si fuera cargamento de buena caoba los cuales se perdían en nuestro puerto sin que la más ligera brisa encrespara las aguas del mar Caribe.

La gavillería entre nosotros era planta exótica; ella ha sido implantada últimamente y patrocinada en varias ocasiones por algunos extranjeros que prosperaban más fácilmente en sus negocios con nuestro antiguo régimen criollo. (6)

La Guardia Nacional no ha tenido todavía ni buena selección ni una dirección adecuada. Esa institución, única garantía de la sociedad, debiera ser comandada por hombres de mayor altura.

Afortunadamente los jefes superiores del Gobierno Militar, se esfuerzan en rectificar errores y en impedir que se repitan los horrores pasados. He conocido muchos oficiales y empleados americanos que por su corrección e ilustración, honran a su país. Pero Ud. comprenderá que en la imaginación del pueblo perduran por más tiempo los efectos de una injusticia y de un atropello que las consecuencias de mil acciones buenas ajustadas a la ley.

Yo no dudo que si se estudian bien los tres memoriales que la JuntaConsultiva ha presentado al Gobierno Militar; (7) si el Gobierno Americano, saca a. este pueblo de la incertidumbre en que vive acerca de sus futuros destinos y le habla con toda claridad acerca de sus presentes condiciones, si logra mantener dentro de los limites racionales las aspiraciones del Capital y se moderan los apetitos injustos de especuladores sin escrúpulos ni conciencia y se le convence de que sus sacrificios y heroísmos sufridos hace 75 años por obtener su libertad y el derecho de gobernarse independientemente, como lo obtuvo entonces de todas las naciones civilizadas del mundo, no serán infructuosas, ese pueblo llegará a ser un amigo sincero y agradecido del gran pueblo de Lincoln y de Washington.(8)

 

ADOLFO A. NOUEL,

Arzobispo de Santo Domingo.

 

(1).-La labor rendida por este excepcional tribunal administrativo se encuentra detallada en el INFORME FINAL DE LA COMISIÓN DOMINICANA DE RECLAMACIONES DE 1917, PRESENTADO AL HONORABLE GOBERNADOR MILITAR DE SANTO DOMINGO. Imp. de J. R. Vda. García, Santo Domingo, 1920, volumen de 572 páginas.

(2).- V. Jayme Colson: LA CAPACIDAD ADMINISTRATIVA DE LOS NATIVOS ES SUPERIOR A LA DEL GOBIERNO MILITAR AMERICANO. Puerto Plata, R.D. 1920. 46 p.

(3).-Se trata de un artículo de don René Fiallo, escritor y diplomático que dirigía en esta ciudad la revistaMERCURIO, órgano de la Cámara de Comercio, que siempre nutrió sus páginas con selecta colaboración. (Lic. Manuel A. Amiama: EL PERIODISMO EN LA REPUBLICA DOMINICANA. Talleres tipográficos La Nación, S. D. 1933, pág. 81.)

(4).-Se refiere al Pbro. Saturnino Ballesteros, oriundo de Vitoria, España, quien llegó al País en 1914 procedente de Yucatán, México, siendo nombrado el 26 de noviembre del mismo año para la parroquia de Sánchez; después fue profesor de Teología en el Seminario Conciliar de Santo Tomás de Aquino y sirvió los curatos de Higüey y de Mao (Valverde). Falleció en esta ciudad el 2 de octubre de 1925 en la Beneficencia Padre Billini, recibiendo cristiana sepultura en la cripta de la capilla de Nuestra Señora de Altagracia del antiguo Convento Dominico. En sus primeros años de sacerdocio fue en su patria teniente capellán del batallón de Pamplona.

(5).-El nombre de este mártir es José María Rincón. De regreso a su fundo fue sorprendido con un paquetico de gasa y un pequeño frasco de agua fenicada para curar la herida que uno de sus hijos recibiera en un pie mientras laboraba su conuco. (VICTIMAS DE LA FEROCIDAD YANQUI, por don P. Mortimer Dalmau Rijo, artículos publicados en los números 163 y 164 del diario LA OPINIÓN, Santo Domingo julio 21 y 22 de 1927). El señor Dalmau, hoy decano de los Notarios de la República, profesión que ejerce honestamente desde 1913 en Hato Mayor, fue uno de los más meritorios propulsores del progreso vial y agrícola en la región oriental, en favor del cual publicó varios folletos importantes y numerosos artículos periodísticos. Su actividad en los días de la campaña nacionalista, especialmente en el Congreso Regional del Este, que se reunió en el Seibo y del cual surgió la famosa reunión de Puerto Plata, a la cual asistieron los más prominentes políticos de entonces fue meritoria. Ciudadano por muchos conceptos estimable, consagró largos años de su vida a la educación pública en el Seibo y en Macorís, siendo en 1903 diputado al Congreso Nacional por esta última provincia.

(6).-La palabra "gavillero" se aplicó en el Este a los jóvenes campesinos que a partir de 1916 se fueron al monte a combatir la invasión norteamericana. Anteriormente, y acaso por primera vez, fueron motejados con ese vocablo, que el maestro Patín Maceo registra como sinónimo de "salteador" en su diccionario (DOMINICANISMOS. Editora Montalvo. S. D. 1940, pág. 86), a los que en 1907 se sublevaron contra la Convención en los campos de San Pedro de Macorís capitaneados por el famoso guerrillero Gregorio Zarzuela, aquel de quien dice don Bernardo Pichardo que "llevaba consigo una bandera nacional que enarbolaba después de triunfar en sus frecuentes combates" (RESUMEN DE HISTORIA PATRIA, pág. 247), y los cuales fueron aniquilados por los procedimientos represivos del general Cirilo de los Santos, el famoso Guayubín, gobernador de aquel Distrito y Delegado del Este en aquella época.

Monseñor alude a "la caza de hombres en las sabanas como si fueran animales salvajes"; y en efecto, un día sacaron varios presos amarrados de la cárcel del Seibo y los condujeron a la sabana de Magarín, en el camino real de Hato Mayor, los soltaron y los conminaron a que huyeran y le dieron caza con sus rifles en medio de estrepitosas carcajadas. Uno del grupo, "haciendo quisondas", esquivó las balas y logró alcanzar una ceja de monte con solo una herida superficial en la pierna derecha. Ramón Natera se llamaba este audaz dominicano, quien se distinguió como uno de los jefes más valientes de los insurrectos y quizás el que le dio "más agua a beber" a sus exóticos perseguidores, a los cuales castigaba duramente cuando le caían en sus manos. Cuando se instaló el Gobierno Provisional, por persuasión de los presbíteros Alfredo Peña y Tomás Núñez, dos beneméritos sacerdotes que supieron ser también nacionalistas a todo evento, hizo su sumisión a las autoridades nativas y embrazó los instrumentos de labranza, pereciendo un año después, el 24 de noviembre de 1923, en un duelo personal en el Jagual, cercanías de la Boca del Soco, en el municipio de Ramón Santana. Es versión muy socorrida, que en cierta ocasión capturó uno de sus atacantes, después del pleito de La Noria, y al implorarle clemencia con cierta altivez, se la concedió; y dejándolo en libertad para que retornara a juntarse con los suyos, exclamó: -los hombres guapos solo se matan de hombre a hombre!

Es innegable que "los del monte", o sean los llamados "gavilleros", cometieron también hechos repugnantes, a lo que contribuyó indudablemente la falta de dirección que debieron ofrecerles "los del pueblo"; pero por sobre los delitos que en su ignorancia y desamparo cometieron, flota el ideal de libertar el patrio suelo de invasores intrusos, destructores de su soberanía y aniquiladores de la independencia nacional, lo que constituye incuestionablemente una de las más excelsas manifestaciones del verdadero patriotismo!

(7).-La Junta Consultiva fue constituida por un grupo de prominentes e ilustrados ciudadanos que hicieron cuanto le fue dable en beneficio de la causa nacionalista dominicana. Su labor, ardua y patriótica se encuentra condensada en sus meditados MEMORIALES, importantes documentos desprovistos de lirismo que merecen ser concienzudamente estudiados.

(8).- Esta Carta se publicó por primera vez, junto con otras piezas netamente nacionalistas, en un folleto editado en Roma con este título: IMPORTANTES DOCUMENTOS RELATIVOS AL ESTADO ACTUAL DE SANTO DOMINGO. 1920. NúmeroI..

Debemos señalar que tanto en la publicación original de la famosa Carta, que es la romana, de la cual se hace la presente reproducción, así como en algunas posteriores, resalta un error que es una errata. Nos referimos al año de su expedición que es el de mil novecientos diez y nueve (1919), y no el de 1920. En el mismo folleto editado en Roma hay documentos que permiten evidenciar dicha errata. En efecto, enviada por el ministro Russell al Departamento de Estado, de donde fue endosada al Secretario de la Marina de Guerra, este la remitió al Gobernador Militar Snowden quien en fecha 26 de abril de 1920 se dirigió al Arzobispo Nouel con tal motivo. Lo cierto es que se ablandó la censura que sufría la prensa nacional y se ejercitó el derecho de reunión; se pobló de juntas patrióticas el país, fue posible la "Semana Patriótica'', que logró encomiablemente recaudar más de cien mil pesos para financiar las actividades de la Misión Nacionalista que actuó en el extranjero; se celebró por iniciativa del semanario EL BALUARTE, que en La Romana dirigía el poeta Emilio A. Morel, el Primer Congreso de la Prensa Nacional que tan gallardamente presidió el poeta Fabio Fiallo en esta ciudad; se llevó a cabo el congreso Regional Nacionalista del Este, que tuvo su sede en el Seibo, el cual convocó a los dirigentes políticos a una reunión cordial al pie de la montaña de Isabel de Torres, que votó el "ACUERDO DE PUERTO PLATA", génesis del COMITÉ RESTAURADOR, que lamentablemente no nació viable debido a que ya la política personalista estaba aflorando. Es cierto, de toda certidumbre, que la indestructible resolución de ser libres fue tomada firmemente por el pueblo dominicano desde el mismo día en que las fuerzas de los Estados Unidos ocuparon su territorio, pero no es menos cierto que la palabra del Pastor provocó una ardorosa sacudida con su eficaz repercusión en los círculos oficiales de la capital de los Estados Unidos.

(Revista AHORA No. 261, SD, nov.11-1968, páginas 45 y siguientes).

[Nota bene: Agradecemos a Salvador Alfau del Valle la transcripción de este valioso documento editado por su padre, el reconocido historiador dominicano Vetilio Alfau Durán].