·.·•ASPIRA: wounds burned with
the heat of suns..
EXHALA: A LAS 5 DE LA TARDE•·.·
Nadia Lugo
[Nota bene: Terrible esto de no dejar sólo a los textos
y tener que presentar a Nadia Lugo, sus estudios y des-estudios de la
publicidad, su frescura de 22 años, esos arrebatos en una imagen que se
nos queda como un gato a la espera, después y antes de la ventana...
Aquí la tenemos, haciendo una entrada como para seguir tomando el mejor
café de la Isla. M.D.M]
Nunca dijo nada marcos acerca de tu
sonrisa secreta? Solía recordarla siempre en horas del desayuno, cuando
estaba solo y nadie le leía el pensamiento, que era tan claro para
quienes le conocíamos a fondo. Aunque no tan en fondo, para ser francos,
le conocí y verdaderamente sabía la hora en que empezaba a atontar las
facciones si no consumía su típico tazón de café negro, o si perseguía
la idea de ponerse de pie y corriendo salir por la puerta del patio
porque no aguantaba mas ver mis piernas flacas partirse mientras freía
los huevos,quese secaban como mi cuerpo entero en medida que pasan los
años…
Cuando esas cosas lamentables sucedían ya
todo volvía a la normalidad. La casa se hacía pequeña y los días
empezaban como los días de los demás: a las seis y cuarenta y cinco de
la mañana, el uniforme marrón, la vía ancha llena de coches, el
transporte público, el humo y el pésimo asociándose a los poros, el mac
en la tercera planta del edificio gris. Típico, muy típico. Se oscurecía
el cielo tras los cristales de la oficina cuando se avecinaba el tiempo
de abandonarla. Era como si todo estuviese planeado desde un principio.
Entonces te encontraba en la cafetería sentado a solas en una esquina al
fondo medio rogándome que me acercara a tu sillita de metal, como
espantándome, confundiéndome. No te voy a negar que con cada paso que
daba se me encogía el corazón, corazón que no dejaba de sentir, sentir
que se expulsaban los sentimientos intensos, intensos como los mil soles
de Lorca, Lorca que murió a causa de tiros, tiros de de gracia que
anhelaba me estuviesen penetrando en ese momento, momento en que me
encaminaba a sentarme a tu lado. Y suspendida frente tuyo: aquella
sonrisa. Imaginé que consumé el mismo gesto de marcos al recordarla
siempre a la hora del desayuno, cuando estaba solo y nadie le leía el
pensamiento; aquella cara de elefante azul. Me cogías de las manos y
empezabas a contarme historias del los mercados de Bagdad en los que
nunca habías estado, o de los relojes que te regaló tu padre antes de
cumplir los dieciséis.
No quedaba mas remedio que escucharte
hablar mientras tarareaba una que otra canción sin que te dieras cuenta,
darling stop confusing me, porque algunos cuentos no podía
entenderlos, don’t you understand? I have to go through this, y
no imaginas la pena que deba pedirte que volvieras a repetir tal o cual
pedazo, where no-one cares and no-one loves, no Light, no air to
live in, o que explicaras las razones que te conllevaron a cometer
la masacre de las hormigas caribe, a place called hate, the city of
fear, y me hacía los ojos de interesada, curling up inside my
private tourtures, cuando en realidad deseaba que volvieran pronto
a caer lagrimas del firmamento, I play dead: and the hurt
stops. Luego terminabas la última narración andando hacia la salida
por donde todos escapan.
Y otra vez sola. Hasta que
cualquier día mágico de octubre comiencenuevamente el ciclo fluvial, me
humecte un poco la piel al caminar, perfecta, saque la llave de la
suerte que me abre la casa, que otra vez se encontrará grande, y frente
al televisor estará él, cerrado, observado como se vaticinan en las
noticias los días de lluvia, oscuros, y diga: Estoy acá porque llueve
querida querida …eso ya lo sabes, Eso ya lo se, Y sabes que son mis días
preferidos querida querida, Se que son tus días preferidos, Y me gusta
pasarlos acá querida. Si, en verdad le gustaban en mi casa sentado
frente al televisor, despeinando el techo, reteniendo nombres, leyendo
el diario, fabricándome orgasmos, dándose contra la pared, esquivando
mis miradas, recordando tu sonrisa al desayuno cuando nadie le ve,
planeando revoluciones pacifistas. Una tarde se cansará de verme los
dedos lánguidos al pasarle un cigarrillo y pondrá expresión de querer
salir corriendo por la puerta del patio y al voltearme ya no estará.
Sola otra vez. Hasta que te vea sentado en la esquina del fondo de la
cafetería: Nunca dijo nada marcos acerca de tu sonrisa
secreta?