Con
"No todo está perdido" (1966), se recupera uno de los libros de cuentos
fundamentales de los años sesenta, de un autor todavía por recuperar:
Ramón Lacay Polanco (1924-1985). Estados ante uno de los primeros
autores por concluir con la etapa de la ruralidad en la narrativa
nacional, implicando al sujeto en los meandros de una ciudad ya marcada
-y herida- por el capital, por el autoritarismo, por las leyes salvajes
del más fuerte. Los cuentos de Marrero Aristy registran la conclusión
-y la emergencia- de los nuevos espacios de la socialidad dominicana.
Todavía quedan sus novelas por recuperar.