Letras · Pensamiento · Espacio urbano · Caribe · Ediciones · Enlaces · Miguel D. Mena

LA GUERRA SIN FIN DEL ESTADO NORTEAMERICANO

Dr. José Antinoe Fiallo Billini

COLOQUIO SOBRE “LA GUERRA DEL GOLFO
30 DE ENERO 1991
SALON JULIO RAVELO DE LA FUENTE, INTEC
SANTO DOMINGO

         No existe la llamada la Guerra del Golfo Pérsico, existe una política de guerra, una guerra perpetua o una guerra sin fin de los grupos que controlan el estado norteamericano, porque ello responde a la economía y cultura de expansión imperial.

         Gabriel Kolko, en su clásico “Políticas de Guerra” demuestra la lógica de expansión y dominio de Estados Unidos durante la 2da. Guerra Mundial, orientada a que Alemania destruyera la Unión Soviética y a la contención del movimiento de liberación en Francia, Grecia, Italia y Europa Central, para garantizar el control territorial de Europa.

         Richard J. Barnet en su texto “Guerra Perpetua” demuestra que la principal raíz de la guerra es la concentración de poder en la burocracia militar y de seguridad nacional asociada a la economía de guerra que no puede reconvertirse a la economía civil.

         Michael T. Klare en su libro la “La Guerra Sin Fin”, que el diario Washington Post calificó de “un libro aterrador”, nos introduce en la reformulación de la doctrina militar y la estrategia yanki a raíz de Vietnam, y demuestra el fracaso de la doctrina y estrategia contrainsurgente a pesar de incorporar a ella la tecnología intensiva como parte de la llamada reacción flexible.

         Estos textos sirven para valorar las variaciones de la doctrina y estrategia militar norteamericana en diversos momentos históricos de su lógica de expansión y hegemonismo mundial:

a)       Luego de la 2da. Guerra Mundial y a partir de la llamada Guerra Fría, la doctrina y estrategia de la respuesta nuclear masiva como eje de ella, orientada a destruir la URSS y el campo del socialismo real;

b)      Luego de la Guerra de Corea y como consecuencia de la inutilidad de la respuesta nuclear masiva desde el punto de vista militar en relación a las guerras revolucionarias, se construye la doctrina y estrategia de la contrainsurgencia, o de guerra contrarrevolucionaria limitada, donde se daría una combinación de elementos político-militares en una mayor inserción territorial de las fuerzas de tierra;

c)      Luego de las crisis de los años sesenta y mediados de los setenta, crisis de recesión y hegemonía de Estados Unidos, se diseña el proyecto neoconservador en gran escala que implicaba una redefinición de la expansión capitalista con polos nuevos o renovados de circulación (exacerbación de la economía financiera y de servicios a escala planetaria) y una nueva doctrina y estrategia militar que sirviera de sostén al proyecto, y que puede definirse como la doctrina de la guerra total y su estrategia tiene como eje el Despliegue rápido, concentrando en un “espacio lo más reducido posible la mayor cantidad de fuerza militar, para obtener una victoria contundente en corto tiempo”.

Este último párrafo, una muestra breve del texto del Coronel Harry G. Summers “On Strategy, A Critical Análisis of the Vietnam War”, considerado un clásico de Estado Mayor, lo que vemos hoy en la confrontación con Irak no es nada nuevo, sino la aplicación de una doctrina y una estrategia  para redefinir la distribución de poder regional y garantizar a EE.UU. su liderazgo imperial en la nueva coyuntura mundial.

         La nueva estrategia militar norteamericana, fundamentalmente convencional-electrónica, continúa adoleciendo de una visión política integral de la guerra y su condición de política armada en primer lugar porque transfiere a los Comandantes de campo de la lucha militar decisiones estrategicas , que es además y en primer lugar lucha política, lo que quiere decir que el mando político yanki en territorio norteamericano se subordine a los resultados convencionales-electrónicos del Estado Mayor y los Comandantes de campo.

         Del lado irakí nos encontramos con una dirección militar y política, que no sólo conduce la guerra militar sino que al ser burguesía de estado conduce la guerra políticamente como Clase y Comandantes de campo.  Ello explica, por qué cada acción militar irakí tiene una inmediata expresión política:  caso de los misiles Skud, transferencia de aviones de combate y acción en penetración dentro de Arabia Saudita, lo cual establece la ofensiva, no como los resultados de la aplicación del mayor poder en el menor territorio, en el menor tiempo, sino en una descentralización convencional y social de la guerra irakí que produce un teatro de operaciones inédito y de difícil manejo para la estrategia convencional-electrónica norteamericana.

         La estrategia irakí es  resultado de un proceso social complejo, y por ello permite vincular lo convencional a la sociedad en su conjunto.  En la medida en que la cultura político-religiosa crea redes de sustentación a la estrategia de disolución relativa de las fuerzas sociomilitares, en un teatro de operaciones donde la estrategia norteamericana construye simplicidades en organigramas que no corresponden a esas redes de sustentación de la guerra irakí.

         Una guerra que se da en un contexto regional de predominio capitalista petrolero en diversas variantes (saudí, iraní, kwaití, irakí, entre otros) en una coyuntura mundial de crisis, donde el capitalismo financiero (responsable de la exarcebación de la economía de servicios) se nutre de exportaciones de capital saudí-.kwaití y donde el costo de operación del capitalismo yanki tiende a incrementarse.

         Por ello el genocidio y la guerra perpetua o sin fin de los Estados Unidos, no la Guerra del Golfo.  Por ello debe decirse que hasta que Estados Unidos como Estado con lógica de guerra, no como pueblo, sea derrotado en su lógica, esa guerra, ese episodio u otros episodios de la guerra sin fin continuarán.  Basta recordar Grenada, Panamá y Nicaragua, para rememorar al hipócrita Presidente de los Estados Unidos George Bush que ellos no son, casualmente el estado capaz de aglutinar por la paz.  Eso ya lo dijo otro hipócrita que fue Lindon B. Johnson, que también fue Presidente y que lidereó la agresión a Vietnam y República Dominicana, otras guerras y genocidios de la lógica de la economía y la cultura de expansión del Imperio.

         La guerra con Irak demuestra la debilidad de las fuerzas comprometidas en una estrategia convencional regional como la actual en la medida en que, el ejército norteamericano no hubiera podido vencer a la Unión Soviética en una confrontación convencional en Europa o Asia, por ejemplo, lo que podría abrir situaciones inéditas en la redefinición de la política exterior soviética.

30 de Enero 1991

© Ediciones CIELONARANJA, noviembre 2008 ::: webmaster@cielonaranja.com