Erick Dorrejo
[Erick Dorrejo es un destacado arquitecto dominicano, especialista en temas de sostenibilidad. Estudió en Santo Domingo y en Madrid. Para contactos: erickdorrejo@claro.net.do]
Las
penurias que acompañan los habitantes de Santo
Domingo al desplazarse por cualquiera de sus calles, evidencia el
“patatús” que
caracteriza la capital de la nación. Las causas de esta situación
gravitan en
tres aspectos históricos fundamentales: el
crecimiento de la ciudad, la debilidad institucional y la ausencia de
soluciones
colectivas.
Cuando
se aprobó la ley 241 que rige el transito,
había en la República Dominicana 65,447 vehículos de motor con una
población de
cuatro millones de habitantes, equivalente a 61 personas por vehículo;
mientras
que para el año 2014 el parque vehicular registrado ascendió a
3,398,662
unidades que equivale a 2.78 personas por vehículos (ONE 2010).
Estos
cambios en el número de unidades también se
presentan en la ciudad de Santo Domingo, la cual ha experimentado un
acelerado
proceso de crecimiento físico, espacial y demográfico durante los
últimos
cincuenta años; al finalizar la dictadura de Trujillo (1961) la ciudad
capital
apertura sus fronteras permitiendo la entrada que estuvo restringida
durante el
periodo dictatorial, aumentando la migración hacia el área
metropolitana y acentuando
gradualmente el déficit en la oferta de los servicios y equipamientos
demandados
por la población. La ausencia de un proceso de planificación del
territorio que
trascienda la formulación y consolide la gestión del uso del suelo ha
convertido a Santo Domingo en una bestia, conducida principalmente por
el capital
y la ilegalidad. Lo descrito nos presenta una ciudad cuyo crecimiento
desordenado se ha convertido en una amenaza para la estabilidad
política,
ambiental, económica y social, a través del divorcio evidente entre la
ciudad
que se construye y el sistema de movilidad que tenemos.
La
segunda causa del “patatús” se encuentra en la
debilidad de un sistema institucional incapaz de regular, controlar y
operar
una red de tránsito y transporte, que coloque al ser humano en el
centro de sus
políticas y beneficie el interés colectivo por encima del particular.
Desde la Corporación
de Transporte Municipal (1966) hasta la Oficina para el Reordenamiento
del
Transporte (2005) una gran cantidad de propuestas gubernamentales han
intentado
de manera infructuosa solucionar de manera definitiva el caos
convertido en
“patatús”.
Las
últimas décadas han servido para fortalecer grupos
no gubernamentales, a través de favores y exenciones que enriquecen los
bolsillos de pequeños sectores que hoy en día tienen el poder de
obstaculizar
cualquier vía de la ciudad con el fin de obtener el cumplimiento de sus
demandas. Al mismo tiempo la inercia gubernamental ha fragmentado el
pastel de
la institucionalidad debilitando aun más la capacidad de que el Estado
pueda
hacer frente a las situaciones que se presentan. Más de once
instituciones* se
encuentran activas, en una dualidad de tareas que no permite fortalecer
la
institucionalidad para el sector.
Finalmente
la ausencia de soluciones colectivas es
otro factor importante que contribuye al “patatús” de Santo Domingo; la
deficiencia en la oferta de transporte público, incide en el aumento
del parque
vehicular privado señalado anteriormente y esta situación presiona a
los tomadores
de decisiones a buscar soluciones en la ciudad ante este incremento, en
tal
sentido la política para desarrollada para construir proyectos que
mejoren la
circulación rápida de los vehículos privados ha perforado el área
metropolitana, insertando viaductos, elevados y túneles los cuales
incrementan
la velocidad de desplazamiento y al mismo tiempo se convierten en
conductos que
atraen el transito inter-urbano hacia el centro del área urbana.
El
incremento de inversiones orientadas al vehículo
privado y la disminución de estrategias para consolidar un transporte
colectivo
de calidad, concentran en un 3% del territorio nacional una masa de
conductores
desesperados, incitados a la velocidad, contrariados con las
autoridades y
empujados a la ilegalidad, todo con el fin de escapar del “patatús” por
el cual
atraviesa Santo Domingo.
*Instituciones
creadas por el Estado con incidencia en
la movilidad urbana de Santo Domingo.
1.
Oficina
Técnica de Transporte Terrestre (OTTT)
2.
Oficina
Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA)
3.
Autoridad
Metropolitana de Transporte (AMET)
4.
Dirección
General de Tránsito Terrestre (DGTT)
5.
Dirección
de Tránsito y Movilidad Urbana (De los
Ayuntamientos)
6.
Ministerio
de la Presidencia. (MINPRE)
7.
Consejo
de Administración y Regulación de Taxis (CART)
8.
Oficina
del Metro de Santo Domingo,
9.
Oficina
Para el Reordenamiento del Transporte (OPRET)
10.
Dirección
General de Impuestos Internos (DGII)
11.
Fondo
de Desarrollo del Transporte Terrestre (FONDET).