Emilio j. Brea García
El 8 de marzo de 1953, una esquela mortuoria aparecida en un periódico caraqueño informaba sobre la muerte de un dominicano. Su familia y la Comisión Nacional de Urbanismo de Venezuela invitaron al acto del sepelio que se efectuó a las diez de la mañana. Se sepultó en Caracas a Juan Bautista Del Toro Andújar, con los ritos cristianos bajo los que vivió sus sesentiún años.
Torito, como le decían sus familiares y amigos, nació en Santo Domingo el 1° de julio de 1892, siendo el único varón de tres hijos que tuvo el matrimonio del ingeniero y decorador español José Bautista Del Toro y la señora Rosa Ramona Andújar González de nacionalidad dominicana. Sus hermanas llevaron por nombre Rosa María y Concepción Nereyda.
Del Toro Andújar se había diplomado de Arquitecto con doctorado y estudios de Ingeniería Urbana en la Universidad de París, Francia, en 1930. Sus estudios le fueron posibles luego de obtener una beca gracias al éxito alcanzado por su trabajo de diseño del cine Capitolio en 1925, de cuyo recuerdo sólo queda su fachada frente a la Catedral Primada, en virtual estado de abandono y como mudo testigo del pasado.
Se casó con la señora Julieta Lluberes, el mismo día en que cumplió los 34 años y partió ese mismo mes a sus estudios en Francia; ingresó en la Escuela Especial de Arquitectura de la capital francesa, de donde regresó en 1931 para ponerse al servicio del Estado en la tarea de reconstrucción de Santo Domingo, luego del paso del ciclón San Zenón. Los periódicos “La Opinión’ y “Listín Diario” reseñaron su llegada en el vapor “Antilles”.
Juan Bautisa del Toro Andújar, a la izquierda, en su época de "delineante", junto al Ing. Osvaldo Báez. Foto tomada de las "Memorias del Ayuntamiento de Santo Domingo", de 1920. [Nota de MDM]
Del Toro, es lógico imaginar que asimilara de París no sólo conocimientos sobre arquitectura y urbanismo, sino también ideas nunca antes pensadas por estos lugares, sobre ideología política. Quizás esto hiciera que el Estado (ya instalado el dictador Trujillo) prescindiera de sus servicios, por lo que tuvo que dedicarse a la atención de encargos privados, contrario a sus deseos expresados al llegar. Se cuenta que llegó a proponer que se expropiaran todas las edificaciones que estuvieran adosadas a las murallas coloniales o en su entorno inmediato, para crear un cordón de protección de áreas verdes con interés de esparcimiento y con la idea de preservar las históricas murallas.
Juan Bautista Del Toro fue personaje sin mucha suerte.
Era aún muy joven cuando se tuvo que dedicar a cuidar a sus hermanas y a su madre al desaparecer su padre en un viaje expedicionario a Venezuela. Ello le obligó a llevar una vida organizada y se refugió en los estudios destacándose por su afición a la literatura, la música y la pintura. Técnicamente avanzó conociendo la agrimensura, el derecho, la contabilidad y la náutica, disciplinas que estudió en el Instituto Profesional Universitario de Santo Domingo, donde obtuvo mención como “Arquitecto Práctico”.
Es así como diseña el Capitolio; de su autoría son, además, el desaparecido cine Julia, aquel que estuvo en la avenida Duarte, casi frente al Coliseo; el cine Apolo y el Olimpia, que se dice fue el más importante de los encargados y que se incendió dando paso al actual edificio ahora en desuso.
El centro de la localidad-balneario (antes aldea de pescadores y asentamiento obrero del ingenio) de Boca Chica fue casi en su totalidad diseñada por él. La iglesita, tan magnificamente conservada, el cuartel de la policía y la mayoría de las casas alrededor del parque han dejado un excelente testigo de la calidad arquitectónica de Del Toro.
Abandonó el país en 1942, y se fue a Curazao con una oferta de trabajo, de donde pasó a Venezuela e ingresó en la Comisión Nacional de Urbanismo de ese país. Se enroló en la abortada expedición de Cayo Confites y no sólo ofreció sus ahorros sino también su determinación para luchar en combate. Con su nombre en la lista de héroes de la patria, Juan Bautista Del Toro Andújar es condenado en contumacia a 30 años de trabajos públicos. Pero Torito no volvió jamás a su tierra de origen, por lo menos físicamente...
Sus cartas a su madre, conservadas algunas de ellas por familiares cercanos, derrochan amor de hijo agradecido y hacían sentir su cálida presencia. Su sensibilidad trascendía los límites de la expresión epistolar en cada una de las ocasiones en que se despedía pidiendo la bendición como un niño o cuando le narraba a su progenitora episodios de su hijo, José Ramón, el único que lograra tener después de tanto ansiar un descendiente y el que le fue posible al unirse a una nativa campesina venezolana.
La Iglesia de Boca Chica es quizás la obra mejor conservada de este arquitecto dominicano.
Su obra arquitectónica está prácticamente intacta. De un rigor notable, ahí están las casas grises, todas similares, creando una tipología manierista de facturación Art-Deco que ligeramente admite variaciones estilísticas en el uso de algunos detalles geométricos discretamente esparcidos por las muy bien logradas y proporcionadas fachadas.
En los planos que se conservan, aparece una obra en la “calle Del Polvorín”, edificada en pendiente y gemela de otra inmediata. Aparecen testimonios gráficos de otra mucho más sencilla, de concreto en la fachada y madera y zinc en el resto de la edificación, marcada con numeración antigua (95) para la Arzobispo Portes y fechada 12 de febrero del 1934. Para la Santomé aparece otra, de una sola planta, muy ornamentada y con mini-techos sobre las ventanas y puertas soportando tejas inclinadas, propiedad del señor Miguel Ruiz. para la época de datación del pleno: 10 de noviembre del 1935. En la esquina de la Mella con Delmonte y Tejada, Del Toro propuso un almacén comerciar en esquina, de muy limpia estructura y ricamente ornamentadas las fachadas. Y así aparecen los trabajos de Del Toro Andújar. Concluimos con algunas interrogantes.
¿Conocía usted a Juan Bautista Del Toro Andújar? ¿Le habían dicho algo de él? ¿Había leído algo sobre él? ¿Se ha preguntado usted alguna vez qué historia de la arquitectura es la que se enseña en las universidades dominicanas?
Seguimos teniendo una deuda inmensa con los precursores y maestros de la arquitectura dominicana.
Isla Abierta, año VI,. 295, 11 de abril de 1987.