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EL CONFORMISMO SOCIAL: UNA PLAGA

Dra. Amparo Chantada


El conformismo social es un comportamiento colectivo inhibidor de la conciencia, y limitador de la voluntad, que termina en un estado de autocomplacencia. Se razona parcialmente, en el caso de que se razone. El conformismo social crea una sociedad de cobardes, de satisfechos, de sumisos,  para no poner en peligro su estatus quo.

Permanecer estático, sordo a la realidad, siempre es mucho más sencillo y placentero, evita problemas y nos dota de un aura de ecuanimidad y decencia burguesa, que nos granjea aceptación y muchos amigos en academias, en fiestas y en el trabajo. Los sistemas políticos de facto crean un conformismo social, mas penoso es que se transforma en algunos casos, en cultura. Pero el costo de permanecer mudos o indiferentes ante la inmensa cantidad de fenómenos y problemáticas que nos cruzan cotidianamente, es a largo plazo mucho más alto que inmiscuirnos en las problemáticas, en el fondo y en la búsqueda de soluciones a las mismas, utilizando para ello, la capacidad de pensar, analizar, reflexionar y criticar, no importa las formas,  para buscar mejorar las condiciones. De esta forma, nos afirmamos con la capacidad de transformar la realidad por medio de la crítica, del debate o del trabajo creador, y salvamos nuestra esencia en el camino, afirmándonos no solo como víctimas del sistema sino como propulsores de alternativas a él. Se puede medir la democracia de un país o de una institución por el nivel y capacidad de decisión de la población o de sus miembros. Para los conservadores y mas cuando están en el Poder, la democracia debe ser acotada, limitada a las fechas que el calendario marca para ir a votar, las decisiones deben ser confiadas a una elite de profesionales de la política o a una directiva mientras mas reducido sea dicho grupo, mayores seran las ventajas para la toma de decisiones eficientes, dicen ellos. Para ellos, la controversia se califica de “irreverente” “irrespetuosa”, dicen que  demasiada democracia provoca caos y confusión, altera los valores y crea   “ingobernabilidad”. Su lógica es que la gente debe confiar más o menos ciegamente en sus líderes y esperar sentados en sus casas a que se tomen las decisiones correctas para mejorar sus vidas. Para ellos, el poder se construye desde arriba, solo los hijos de buena cuna pueden ser buenos gobernantes, pues cuentan con la tranquilidad personal, la racionalidad, la formación universitaria,  la buena fortuna espiritual y la ausencia de rencor social que da la fortuna heredada y la legitimidad. De mas esta mencionar que este tipo de gobernantes o directivos tienen un claro compromiso político con la clase social que los ha catapultado hasta donde están. Para ellos la gente común debe ser, en el mejor de los casos,  simpatizantes incondicionales  y en el peor, comparsas en una puesta teatral en la que son las victimas.

Marcos Roitman explicando lo que denomina el "pensamiento sistémico" dice que asistimos a "un rechazo hacia cualquier tipo de actitud que conlleve enfrentamiento o contradicción con el poder legalmente constituido". La guerra, la explotación y la competitividad, elementos todos ellos aberrantes de cualquier modelo de convivencia, son aceptados masivamente. Nos entristece la injusticia, nos afectan emocionalmente las noticias que hablan del renacer de la esclavitud infantil, de la venta de órganos humanos, del comercio de niños, de la muerte por hambre. Es más, llegamos a encolerizarnos cuando nos muestran fotos y escenas donde se observan los horrores de las guerras. No soportamos tampoco a dictadores, caudillos y somos alérgicos a la arbitrariedad. Llegamos a defender el medio ambiente y la naturaleza. Nos identificamos con todo tipo de causas justas y valoramos en mucho la amistad, pero nuestro quehacer cotidiano es contrario a dichos postulados. “Nos convencemos de la paradoja del conformismo", dice Roitman.

El individuo crítico es socialmente sancionado: "Pretender ejercer el juicio crítico y la facultad de pensar puede considerarse un signo de inadaptación al medio, ser identificado como un enemigo, constituirse en un anti social y, por ende, ser acusado de alterar el sistema y condenado al ostracismo". Y para esto, se exhibe el “librito de los valores, de la ética y de la moral” como lo hizo Hitler, Franco y demás sistema autoritario.

El control social sobre el disidente es fundamental en el pensamiento sistémico: “La autocensura. Los principios del sistema se fundamentan en dicho autocontrol. Las formas tradicionales donde la locura social era aducida por el poder para encarcelar y doblegar la voluntad, se recrea, hoy en día, por la vía de los argumentos provenientes de la psicología conductista. Controlar la diferencia pasa a ser una responsabilidad compartida por todos los miembros del sistema”.

El origen de este pensamiento lo sitúa Roitman en los ochenta "al confluir dos corrientes de pensamiento antes antagónicas: ex anticapitalistas y poscapitalistas". Nuestros modelos políticos se fundamentan en la construcción de una ciudadanía desligada "del ejercicio pleno de la participación en los procesos de toma de decisiones colectivas". La política se restringe a "una actividad profesional tendiente a garantizar la gobernabilidad y el funcionamiento de las instituciones". Los partidos políticos "pasan a ser un objeto más de consumo en el mercado, y los políticos se transforman en cazadores de movimientos sociales y creadores de organizaciones no gubernamentales". La política "pierde todo su contenido transformador en tanto acción social". Es fundamental el “lenguaje políticamente correcto, cuyo reconocimiento no afecta las relaciones sociales de explotación, exclusión y dominio del capitalismo”.

El sistema educativo tiene su responsabilidad en la conformación del pensamiento sistémico, asistimos a una educación fundamentada en el "acatamiento y la disciplina a la dinámica interna del sistema". El papel de los medios también es importante. "Periodista informados pero no formados, sociólogos sin sociología, historiadores que desconocen la historia; siquiatras inquisidores y sin valores morales, médicos e ingenieros “todólogos” todos eso sí, creadores de opinión pública, editorialistas y divulgadores. Usted debe ser un receptor de mensajes para el consumo" para eso se crea una “claque” que recibe prebendas, sueldos, regalos, distinciones cabildeadas, estamos en un circo social del absurdo y de la complicidad del estatus quo.

En conclusión, dice Roitman “el pragmatismo, la socio biología, el individualismo metodológico, la teoría de sistemas, el conductismo, la teoría de la acción comunicativa, la pragmática lingüística, amén de las teorías de la calidad de la democracia elitista y de la gobernabilidad se unen para levantar el edificio de un comportamiento complejo como el social-conformista”.

Pero la salida no es imposible. Se trata de crear “espacios de poder y participación emergentes” que faciliten “la construcción de sujetos políticos alternativos”.  Se debe propiciar la crítica, la disidencia, la irreverencia, si esas son las medicinas al estado de “tranquilidad” o de España Boba en que están los intelectuales críticos del país.  

Sublevarse contra la corrupción, la compra de conciencia, las injusticias, contra la barbarie,  contra las situaciones cotidianas de violación a los derechos mas elementales de la vida y de la dignidad, contra la mentira  y los centros de Poder, contra todas las Academias y los centros de difusión del conformismo y de la sumisión.

Por eso,  les invitamos a leer el libro de Marcos Roitman: “El pensamiento sistémico: los orígenes del social conformismo” (Ediciones Siglo XXI – México).

© Ediciones CIELONARANJA, noviembre 2007 ::: webmaster@cielonaranja.com